En París se estima que había cerca de 15.000 monopatines eléctricos de libre servicio en las calles, operados por compañías como Lime, Dott y Tier, que tenían contratos para operar que expiraban este 1 de septiembre.
Su renovación fue objeto de un votación ciudadana el pasado abril, con una respuesta mayoritaria en contra (89 %), si bien en ella participaron menos de un 8 % de los censados.
El Consistorio que lidera la alcaldesa socialista Anne Hidalgo, no obstante, dio por bueno su resultado después de un 2022 en el que los monopatines eléctricos (de alquiler o privados) protagonizaron 459 accidentes, con tres muertes y 426 heridos (el doble de lesionados que en 2019), según cifras del Ayuntamiento.
¿Qué pasa con los monopatines particulares?
La desaparición de los monopatines eléctricos de alquiler en París -los particulares siguen estando autorizados- ha coincidido con la publicación de una medida del Gobierno del presidente Emmanuel Macron que endurece las condiciones de uso de estos vehículos.
En concreto, el Ministerio de Interior, encargado del transporte, ha aumentado la edad legal para conducir uno desde los 12 a los 14 años y se agravan las sanciones para los “comportamientos de riesgo” de sus usuarios, según indicó este viernes la cartera en un comunicado.
Por ejemplo, llevar a otro pasajero en uno de estos dispositivos motorizados pasará a suponer una multa de 135 euros, en lugar de 35 euros.
Un endurecimiento similar se aplicará para las sanciones por circular por ciertas vías prohibidas, como utilizar los carriles de coches cuando existe uno para bicicletas. Esto no incluye las aceras porque su uso ya se penaba desde antes con 135 euros.
Respecto al aumento de la edad de uso, la medida llegó después de que este miércoles una niña de 12 años que circulaba en un monopatín eléctrico en Chessy (al este de París) perdiera la vida en un accidente, al ser arrollada por un coche mientras ella cruzaba un paso destinado a peatones.