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Los medios argentinos comparten varios artículos sobre el fallecimiento de la modelo y actriz Silvina Luna, quien estuvo más de dos meses internada en un hospital y había sido intubada recientemente. Su muerte genera bastante conmoción en el mundo del espectáculo del vecino país y también vuelve a poner sobre la mesa un debate sobre los tratamientos estéticos, las cirugías y también la falta de controles.
Luna había sufrido graves secuelas tras someterse a una intervención realizada por el esteticista Aníbal Lotocki, derivando esto en un cuadro y problemas irreversibles. Conforme había relatado la propia Silvina en varios medios, en ese año, Lotocki le inyectó metacrilato en los glúteos y dos años después, le diagnosticaron cálculos renales.
Tiempo después, Silvina había hecho público el calvario que estaba viviendo como consecuencia de esa intervención en manos de Lotocki, incluso denunciándolo ante la justicia y viajando a Estados Unidos para someterse a una nueva operación con el objetivo de deshacerse del metacrilato que tenía en su cuerpo.
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Silvina Luna sufrió una intoxicación
El metacrilato es un compuesto plástico que puede provocar alteraciones graves, especialmente de la función renal y Silvina Luna sufrió una intoxicación ante esta sustancia que ingresó a su sangre, provocándole un cuadro crónico de hipercalcemia -alto nivel de calcio- e insuficiencia renal.
Ese diagnóstico derivó en un informe de sus médicos alertándola sobre la necesidad de realizarle un trasplante de riñón que nunca se hizo efectivo por una bacteria que entró en su organismo y por eso comenzaron a realizarle diálisis.
“Me salió como una bolita en la piel, en la rodilla. La investigaron y era una microbacteria, bastante resistente y tenés que hacer un tratamiento muy largo, de muchos meses”, explicó Silvina en una entrevista para La peña de Morfi, conforme recopila Clarín.
“Está bueno hablar de esto porque hay un montón de chicas del otro lado queriendo hacerse algo en el cuerpo y yo ya dije que muchos años me puse bótox, rellenos, y ahora hace un año que dije ‘no me voy a poner más nada’”, había contado Silvina en su última entrevista con el programa televisivo argentino LAM.
“Veo que todas están en la misma, y cada vez más y cada vez más chicas. Miren su belleza. ¿Por qué querer otra cara? A mí me pasó que no me creía suficiente. Por eso también mucho tiempo callé, porque me daba vergüenza hablar de esto. Por esto es una catarsis, está bueno sacarlo y que la gente sepa”, indicó la actriz entre lágrimas en esa charla íntima y conmovedora con Ángel de Brito.
Y recordó: “Como consecuencia de la intervención estética que me hicieron hace 13 años, empecé a tener hipocalcemia. Durante muchos años me tuve que hacer análisis de laboratorio cada dos semanas y cuando me subía mucho el calcio, me internaban por tres días. Como eran pocos días, iba sola a internarme y no le decía a nadie. Después, aprendí a pedir ayuda”, eran parte de los relatos que hacía Luna y fueron recopilados por Clarín.
“Hasta ahora tomé corticoides, pero hace un tiempo, pasé un mes internada, me hicieron muchos estudios y una biopsia de riñón que dieron como resultado que mis riñones estaban calcificados. Entonces, tuve que empezar con la diálisis: yo no esperaba que eso sucediera tan rápido”, concluyó.
La condena al esteticista Aníbal Lotocki
A mediados de julio, la Justicia inhabilitó de manera provisoria a Aníbal Lotocki para el ejercicio de la medicina en el marco de una causa por “lesiones graves” a cuatro pacientes y entre ellas las que por entonces estaba Silvina Luna.
El caso al que hace referencia la resolución es la condena dictada en febrero de 2022 por el Tribunal Oral y Correccional 28 de la Ciudad de Buenos Aires a cuatro años de prisión y cinco de inhabilitación para ejercer la medicina por las “lesiones graves” que les provocó a sus pacientes Silvina Luna, Gabriela Trenchi, Stefanía Xipolitakis y Pamela Sosa, cita el medio argentino.
En la causa se determinó que Lotocki causó lesiones en el cuerpo de las cuatro mujeres con el uso de un relleno que contenía microesferas de polimetil metacrilato (PMMA), en lugares del cuerpo en los que está prohibido su uso y en cantidades superiores a las sugeridas por la comunidad científica.
Fuente: Diario Clarín