En un comunicado, Unicef señaló que en ese periodo se registraron en el país más de 31.340 casos sospechosos o confirmados de la enfermedad.
La provincia más afectada, Kivu del Norte (noreste), acaparó más de 21.400 casos confirmados o sospechosos, incluidos más de 8.000 niños menores de 5 años, según el Ministerio de Salud Pública congoleño.
Esas cifras son muy superiores a los 5.120 casos totales contabilizados en la provincia en todo 2022, incluidos 1.200 niños menores de 5 años.
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“El tamaño del brote de cólera y su amenaza de devastación deberían hacer sonar las alarmas”, afirmó la coordinadora de emergencias de Unicef en la República Democrática del Congo, Shameza Abdulla.
"Si no se toman medidas urgentes en los próximos meses, existe un riesgo significativo de que la enfermedad se propague a partes del país que no se han visto afectadas durante muchos años. También existe el peligro de que continúe propagándose", advirtió Abdulla.
En una situación similar en 2017, recordó la agencia de la ONU, el cólera se expandió a todo el país, incluida la capital, Kinsasa, y provocó casi 55.000 casos y más de 1.100 muertes.
La RDC, que soporta la peor crisis de desplazamiento en África y una de las peores a nivel mundial, con más de 6,3 millones de desplazados en el país, ha visto a más de 1,5 millones de personas -incluidos más de 800.000 niños- desplazados en Kivu del Norte y las provincias vecinas de Kivu del Sur e Ituri desde enero de 2023.
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Los campamentos de desplazados generalmente cuentan con un exceso de población, lo que los hace propicios para la transmisión del cólera.
Además, desde 1998, esa zona de la RDC está sumida en un conflicto alimentado por milicias rebeldes y el Ejército, pese a la presencia de la misión de paz de la ONU (Monusco).
El cólera es una enfermedad diarreica aguda provocada por la ingestión de alimentos o agua contaminados con el bacilo "vibrio cholerae".
Según la OMS, sigue siendo “una amenaza mundial para la salud pública y un indicador de inequidad y falta de desarrollo”.