La operación se produce en medio de una intensificación de la actividad yihadista en el país y con la participación de tres divisiones diferentes del Ejército sirio, que están siendo apoyadas por sus aliados Rusia y la milicia palestina proiraní Brigada Al Quds, según un comunicado de la ONG.
En los últimos días, el EI ha incrementado en gran medida sus acciones en el vasto desierto sirio, incluyendo una emboscada contra un autobús militar que el pasado viernes causó al menos 33 bajas en las filas gubernamentales en la provincia de Deir al Zur, en el este del país.
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El Observatorio, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, calificó ese ataque como el "más mortífero" perpetrado por el grupo yihadista en lo que va de año.
Aunque el Estado Islámico fue derrotado territorialmente en el país árabe en marzo de 2019, todavía mantiene células en activo concentradas principalmente en el desierto de Badia, que se extiende por varias provincias sirias y más allá de las fronteras de la nación.
La orografía de la región y la proliferación de cuevas y otros escondrijos facilitan la supervivencia de estas células, que a menudo logran replegarse sin apenas bajas tras perpetrar sus asaltos y emboscadas contra las fuerzas leales al presidente sirio, Bachar al Asad.
Hoy mismo, tres combatientes progubernamentales fallecieron y otros ocho resultaron heridos en otro ataque atribuido a la formación terrorista contra un almacén de munición en la provincia central de Homs, de acuerdo con otro comunicado de la ONG.
Según sus datos, 243 miembros de las tropas sirias y sus milicias aliadas han muerto este año en más de un centenar de operaciones yihadistas lanzadas en la región desértica, mientras que el EI ha sufrido apenas una veintena de bajas por choques y bombardeos de la aviación de Moscú.