El espacio escénico echa el telón en su ubicación actual, tras más de medio siglo, para trasladarse a un nuevo emplazamiento más amplio situado a la “puerta de al lado”, en una ubicación muy cercana a la actual y en una fecha aún por determinar, explicaron a EFE sus responsables.
Se estableció al inicio de la década de los setenta del pasado siglo (1970), en lo que era la parte trasera y sala de billares de un pub en aquel momento del céntrico Ingliston, el King's Head, ya que su propietario y después director artístico hasta el final de sus días, Dan Crawford, se enamoró del teatro.
"Era un teatro de la clase trabajadora, pionero en ofrecer obras a la hora de comer. La idea era venir al pub, tomar tu cerveza y disfrutar de una representación con la comida", cuenta a EFE Sofi Berenger, productora artística de este singular café teatro.
El Kings Head Theatre siempre se ajustó a las inquietudes de la sociedad británica desde sus inicios, con un marcado carácter político en los años setenta y ochenta.
En los noventa y el nuevo milenio, fieles a la explosión del pop y "boybands" de la época, la creación de contenido dramatúrgico derivó al género opera, mientras que ahora, como reflejo de una sociedad más abierta y plural, la mayoría del trabajo exhibido responde a las inquietudes de la comunidad LGTBI.
Dejando de lado la tristeza por su cierre, este emblemático centro cultural celebró este domingo una gala en la que algunos de los que en su momento se subieron a su escenario, como los intérpretes Mark Gatiss, Ian Hallard o la veterana Linda Marlowe, revivieron papeles que empujaron su carrera profesional.
"Estuve en los primeros inicios del teatro", afirmó a EFE Marlowe, de 83 años, quién durante más de medio siglo de esta singular plaza actuó y dirigió un sin fin de obras, y hoy, en la última función entre estas paredes, puso el broche final tal y como comenzó, con la obra "Diamante".
"Fue una gran experiencia para mí, sobre todo por el teatro alternativo. Obras que nunca irían al West End -donde el gran teatro británico londinense tiene su hogar-, quizá porque fueran más arriesgadas", rememora la actriz australiana.
Marlowe es sólo uno de esos nombres resplandecientes en la historia de este teatro. Otros como Hugh Grant o Jennifer Saunders también tienen lugar en la memoria y en las paredes recubiertas de fotografías de otros tantos actores que dieron sus primeros pasos en su escenario.
En aquel momento formaron parte de la seña de identidad del mítico lugar "ver carreras emergentes, probar algo nuevo y tomar el riesgo", señala Sofi Berenger.
"Es muy importante tener este tipo de teatros, sobre todo para la gente joven", apostilla la veterana Marlowe, en referencia a aquellos principiantes que "quieren conseguir un trabajo actuando y crearse un buen nombre para el West End."
El singular Kings Head Theatre fue muy importante para la escena londinense, pues muchas de sus piezas traspasaron la frontera hacia los grandes escenarios.
Sus señas de identidad no se perderán al cerrar la parte trasera del pub en la que el mítico teatro tuvo su sede durante el último medio siglo y trasladarse a "la puerta de al lado", confía Berenger.