Chipre busca a sus desaparecidos medio siglo después: "Es una herida que sigue sangrando"

Flora AlexandrouNicosia, 6 ago (EFE).- En agosto de 1974, mientras las tropas turcas rodeaban su pueblo, Theodoulos Solomou envió a su familia a una localidad cercana para protegerla de los soldados turcos que ya ocupaban el norte del país desde julio de ese año.

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Su familia, siete hijos menores y su mujer, se salvaron. Pero Theodoulos sigue, hasta hoy, desaparecido.

Sus restos mortales nunca se encontraron, y lo mismo sucedió con miles de personas en esta isla, dividida todavía entre una República de Chipre, de mayoría grecochipriota y perteneciente a la Unión Europea, y la República Turca del Norte de Chipre, de mayoría turcochipriota, sólo reconocida por Turquía y que ocupa el tercio septentrional.

Turquía invadió Chipre en 1974 tras un golpe de estado de inspiración griega que destituyó al Gobierno legítimo. Todavía hoy Ankara tiene desplegados a decenas de miles de uniformados en el norte de la isla.

"El 14 de agosto, los turcos comenzaron la segunda fase de la invasión y avanzaron hacia nuestro pueblo, Afania (en el actual territorio turcochipriota)", relata a EFE uno de los hijos de Solomou, Grigoris Solomou, quien entonces apenas tenía siete años.

Escondidos en la casa de sus abuelos, madre e hijos fueron testigos de la atrocidad de la guerra al oír los disparos de los turcos que mataron a su abuelo en el exterior de la casa, cuyo cuerpo estuvo expuesto varios días antes de ser sepultado.

"Los soldados ya habían entrado también en Assia. Mi padre, informado de la muerte del abuelo, vino para salvarnos. Fue entonces cuando fue detenido por los turcos", explica Grigoris.

Según recuerda, el 21 de agosto de 1974 los turcos se llevaron a su padre, junto a otros ochenta hombres, en una camioneta militar.

"Ésa fue la última vez que le vimos", lamenta.

Más de medio siglo después, la isla mediterránea sigue buscando a sus desaparecidos, víctimas no sólo de la invasión turca de 1974, sino también de los conflictos intercomunales de 1963.

La semana pasada, los líderes grecochipriota y turcochipriota, Nikos Jristodulidis y Ersin Tatar, hicieron un llamamiento común a los testigos para tratar de localizar a los desaparecidos.

"Animamos a los testigos que conozcan lugares de enterramiento a que vengan y den información", instó Tatar, que junto a Jristodulidis, visitó la semana pasada el laboratorio forense del Comité de Personas Desaparecidas (CPD) de la ONU.

En la mayoría de los casos, el CPD se ha guiado por los testimonios de testigos para encontrar los cuerpos. De hecho, en muchos de ellos, el testigo era también el autor de la desaparición y con los años sintió la necesidad de confesar lo ocurrido.

No obstante, según recordaron los dos líderes, "todos los testigos están protegidos y no habrá procesos judiciales de ningún caso".

Grigoris, como otros familiares de desaparecidos, pidió a los mandatarios "que se pongan la mano en el corazón y aceleren el proceso".

"El tiempo es el principal desafío. Los hechos ocurrieron hace más de medio siglo y los testigos están muriendo", resaltó, y añadió que para ellos "es una herida abierta que sigue sangrando".

Entre las víctimas también se cuentan los desaparecidos en los conflictos durante la violencia entre ambas comunidades, la grecochipriota y la turcochipriota, en 1963.

En ambos periodos -1963 y 1974- se produjeron tanto desapariciones forzadas como ejecuciones sumarias por parte de ambos bandos.

En total, 1.510 grecochipriotas y 492 turcochipriotas se cuentan como desaparecidos tanto durante la invasión turca de 1974 como durante los conflictos de 1963.

Desde 2006 existen oficialmente 2.002 personas dadas por desaparecidas, 1.204 han sido exhumadas y 1.033 identificadas en total.

"Estoy aquí, con Ersin, para examinar cualquier forma de disponer de más equipos para acelerar el proceso de esta cuestión puramente humanitaria", insistió el líder grecochipriota Jristodulidis desde un centro forense construido en la línea verde que divide la isla.

El laboratorio forense, que empezó a funcionar en 2006, tiene la misión de exhumar e identificar los desaparecidos de Chipre.

Dicho centro nació con el apoyo de los expertos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), una ONG fundada para investigar a los desaparecidos en Argentina.

El último intento de reunificación en Chipre fracasó a mediados de 2017 y cada bando culpó al otro por lo sucedido. El descubrimiento de reservas marinas de gas ha complicado los esfuerzos para resolver la partición de la isla.

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