Con hasta diez horas de antelación y organizados por grupos, los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud comenzaron a caminar para llegar al Parque do Tejo, rebautizado como el “Campo de la Gracia”, con una extensión equivalente a 150 campos de fútbol y sin sombras.
Protegidos con gorros, paraguas y pañuelo en la cabeza, avanzan a pleno sol y con 35 grados de temperatura hasta el parque, entre Lisboa y la vecina Loures, donde en las próximas horas el papa dará comienzo a una vigilia que culminará el domingo con la última misa de Francisco en Lisboa ante un millón de fieles, en el acto más multitudinario de la JMJ.
La avalancha de peregrinos ha colapsado varias estaciones de metro y ha obligado a cerrar temporalmente los accesos y a cortar el tráfico en un radio de varios kilómetros alrededor del parque.
Muchos como José, un joven español que se alojaba en los alrededores de Lisboa, ha caminado más de siete kilómetros para llegar al parque, donde miles de personas han extendido ya lonas, sacos de domir y sábanas y se preparan para pasar la noche.
La organización de la JMJ insiste en pedir a los peregrinos que tomen líquidos y se protejan del sol y de las altas temperaturas.
El papa, que comenzó la jornada con una visita al santuario de Fátima, concluirá este domingo su visita a Lisboa, que comenzó el pasado día 2.