Sabino fue juramentado en una breve ceremonia encabezada por el propio Lula, a la que asistieron casi todos los miembros del gabinete, unos 150 diputados y el presidente de la Cámara Baja, Arthur Lira, entre otras autoridades.
El nuevo ministro reemplaza a la diputada Daniela Carneiro, cuya renuncia fue exigida hace poco más de dos semanas por el partido Unión Brasil, en medio de unas fuertes disputas internas en esa formación de centroderecha, que integra la coalición de Gobierno y a la que también pertenece Sabino.
La presencia masiva de parlamentarios fue interpretada en medios políticos como un refuerzo del apoyo de los sectores conservadores al Gobierno de Lula, quien ha reconocido que negocia la posible incorporación al Ejecutivo de otros partidos de centro y derecha, a fin de ampliar su base parlamentaria.
El único orador en la ceremonia fue el propio Sabino, un abogado de 44 años y que lleva poco más de una década en la vida política, siempre alineado con los sectores más conservadores, que dominan el Parlamento.
En un breve discurso, Sabino se comprometió con la promoción de un "turismo sustentable" y anticipó que, con su equipo, prepara un plan para impulsar la presencia de Brasil en el mercado turístico internacional.
Sabino reconoció que el país "está muy lejos" de los principales destinos internacionales en términos de números de visitantes, al punto de que sólo atrae a unos 6 millones de turistas anuales, "casi lo mismo que la Torre Eiffel en París", puntualizó.
Según el nuevo ministro, su despacho pretende poner en marcha una vasta campaña de promoción del país, así como dialogar con empresas aéreas para ofrecer mejores conexiones e incentivar tanto el turismo tradicional, como el ecológico y el religioso.
En ese marco, destacó la riqueza del bioma amazónico como destino para el ecoturismo y las diversas manifestaciones religiosas que conviven en "el Brasil multicultural" y que también pueden ser un atractivo para el visitante extranjero.