“Por favor, renuevo mi llamado a los líderes de las naciones para que hagan algo más concreto para limitar las emisiones contaminantes. Es un desafío urgente e impostergable. Nos concierne a todos”, imploró el papa Francisco al final del rezo del Ángelus dominical ante los miles de fieles congregados en la Plaza San Pedro.
El Pontífice pidió no ignorar las señales de la crisis climática y mencionó los "eventos climáticos extremos" que se sufren en Italia y otras zonas del mundo.
"Por un lado, varias regiones se ven afectadas por olas de calor anómalas y golpeadas por incendios devastadores. Por otro, en muchos lugares hay tormentas e inundaciones, como las que han azotado a Corea del Sur en los últimos días", señaló.
En Italia el sur del país vive una ola de calor extremo, con temperaturas superiores a los 40 grados que también han llegado a España y a Grecia, donde un fuerte incendio en la isla de Rodas ha obligado a evacuar a miles de personas.
Pero además, en el norte de Italia se han vivido fuertes granizadas y tornados que, según expertos climáticos, corresponden a climas tropicales en lugar de a la meteorología propia del Mediterráneo.
"Protejamos la casa común", pidió Francisco en un discurso muy político en el que también pidió "llamar la atención sobre el drama que continúa desarrollándose para los migrantes en el norte de África".
"Miles de ellos, en medio de un sufrimiento indecible, llevan semanas atrapados y abandonados en zonas desérticas", denunció antes de pedir a los líderes de Europa y África, reunidos hoy en una cumbre en Roma, que presten "ayuda y asistencia".
“Que el Mediterráneo nunca más sea escenario de muerte e inhumanidad”, suplicó.