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¿Cuáles son los principales retos que afronta la región?
- Creo que son generales -porque el mundo está cada vez más globalizado y América Latina no es sólo una, hay subsectores, La Plata, Mercosur, el norte de América, centroamérica.-y especificos en el caso que nos toca más de cerca. Primero algunos problemas institucionales internos en algunos paías, donde las cosas no funcionan, y luego el asunto del comercio. Por eso es que el presidente Luis Lacalle Pou (actual mandatario de Uruguay) insiste en cambiar el Mercosur, viene insistiendo con más libertad comercial. Luego el tema educativo. No hay tema más importe que la educación y el trabajo.
En educación tenemos que volver a los valores, por supuesto destrezas, preparar a la gente con profesiones y oficios.
Por ejemplo, en Uruguay hay 3.000 puestos en tecnología que no se llenan porque no hay gente preparada. Entonces para la región los retos son el comercio y elevar el nivel de educación.
¿Por qué América Latina no ha podido integrarse plenamente?
- Creo que no debemos usar la palabra integración como una palabra mágica. A veces tenemos muy presente Europa, y decimos ‘ah! se integró y es rica. Nos integramos, somos todos ricos’. No, no es así. La integración que intentamos con Mercosur tenía quizas un poco de voluntarismo, pero económica y comercial para levantar barreras y mejorar intercambio y a su vez ir juntos a las naciones importantes del mundo. Para Uruguay y Paraguay era lo ideal por ser más pequeños (como mercados).
Luego vino el Mercosur ideológico, que es cuando cuatro gobiernos de izquierda que se creyeron que con la incitación de Hugo Chávez desde Venezuela que estaba con su billetera muy gorda en ese entonces.... Y ustedes se acordarán de la vergüenza con Paraguay para que entrara Venezuela (como miembro pleno del bloque sudamericano) y entonces ahí ya el Mercosur perdió autorespeto, autoestima.
¿Cuánto peso tiene el factor ideológico en la búsqueda de la integración?
- Es que a veces confundimos la posición ideológica de un gobierno, que es por un período, con los intereses permanentes de un país. Paraguay, Uruguay, Argentina y Brasil tienen intereses permanentes. Entonces, por ejemplo, gobierne el peronismo o no en la Argentina, es un asunto de Argentina.
Pero no se puede resolver una política comercial y económica porque hoy esta fulano y mañana viene otro y la va a querer cambiar y ahí entramos en los grandes problemas. Entonces, creo que las ideas e ideologías para adentro, mientras lo muy pragmático de aumentar la prósperidad con el comercio para afuera.
¿Es un riesgo para las democracias el auge de los autócratas?
- La democracia es muy frágil. Es como la bicicleta, si no se pedalea cae. El pedaleo es mío, suyo, de los paraguayos, argentinos, brasileños, uruguayos. Es decir, todos comprometernos a actuar de manera civilizada, no viendo como enemigos a quienes piensen distinto, aceptando lo que dice el resultado electoral y vigilando que los gobiernos ejerzan legítimamente el poder.
Ahora, hay tendencias que se llaman autocráticas, de democracias fuertes, populistas, hay varias definiciones o adjetivos. Pero han andado bastante bien. Hubo sucesión y cambios de gobiernos en Brasil, hubo en el Uruguay hace tres años, hubo en la Argentina, en Chile también. Es decir, que no nos guste -por ejemplo- el presidente de Chile, muy bien, está dentro de los gustos, pero fue electo democráticamente.
La vigilancia de los medios de comunicación y de los ciudadanos. Tenemos que estar todos alertas. En nuestro país (Uruguay) tenemos diferencias muy grandes, pero cuando ocurre un problema muy grande estamos los expresidentes de distintos partidos junto al presidente Luis Lacalle Pou. Y creo que hay que llevar eso, de la política hasta un 80% nunca el 100%. Hay que dejar un 20% para encontrar con el otro un punto en común, los pactos, los acuerdos, conocerse. No ser soberbios, no pensar que ‘yo tengo toda la razón’. No, nadie tiene toda la razón.
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¿El copamiento de los poderes de solo un signo político tiende a cercenar libertades?
-Como programa nadie. En los hechos hay algunos países. No vamos a dar ejemplos en América, pero los hay, en los cuales el gobierno debe ser legítimo en el origen -es decir, votado sana y limpiamente-pero a veces nos olvidamos de la otra legitimidad que es la del ejercicio. El gobernante democrático no puede hacer lo que quiere. Ni siquiera como quiera, porque tiene que gobernar con leyes, con decretos, ordenanzas, de acuerdo con todas las normas y manteniendo la libertad de opinión y de prensa. Entonces, a veces hay tentaciones. ‘Vamos a cortar por acá, que en la cámara no tengo mayoría, y los sindicatos ni le cuento’, entonces es ahí donde el gobernante democrático debe tener muy claro que todos los derechos hay que ampararlos. El derecho a protestar existe, el derecho a circular libremente también.
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¿Este último foro latinoamericano de expresidentes qué mensaje dejará?
- Esta organización Misión Presidencial fue fundada en Asunción, también. Decíamos qué tienen los expresidentes para ofrecer, cuando dejan el poder: experiencia. Entonces, creamos una misión que ofrece su servicio de experiencia al país que quiera para organización de partidos políticos, organización democrática y de economía, una especie de asesores gratuitos.
A mí me hacía mucho la idea de hablarle a la gente joven y entusiasmarlos con la vida política y democrática. Ahora ya está como una conferencia de expresidentes de distintos grupos.