La cumbre semestral de jefes de Estado del Mercosur que concluyó este martes en la ciudad argentina de Puerto Iguazú dejó en claro que Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay están en sintonía respecto a la necesidad de alcanzar un acuerdo, pero que no lo harán si este implica hacer concesiones que terminen perjudicando a sus economías.
“Aspiramos a que las negociaciones en marcha arrojen resultados equilibrados para todas las partes”, dijo en la cita regional el presidente argentino, Alberto Fernández.
Tras dos décadas de arduas conversaciones, el 28 de junio de 2019 la UE y el Mercosur alcanzaron un acuerdo político general para sellar un pacto de libre comercio, dejando pendiente la resolución de algunos aspectos técnicos.
Pero esa discusión se complicó por la aparición de nuevas demandas a ambos lados de la mesa, entre ellas exigencias adicionales en materia ambiental, condensadas en una carta remitida por la UE al Mercosur en febrero pasado y a la que los suramericanos deben responder con una contrapropuesta para poder avanzar en las negociaciones.
Nuevas demandas europeas son inaceptables
El Mercosur considera que las pretensiones europeas en materia ambiental son “inaceptables”, conllevan amenazas de sanciones y podrían representar una barrera para sus exportaciones a la UE.
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El mandatario de Brasil, Luiz Inácio da Silva, ahora al frente de la presidencia semestral del Mercosur, pidió dar una “respuesta rápida y contundente” mediante una contrapropuesta de consenso que quizá requiera un nuevo encuentro de los mandatarios del bloque.
“La cuestión ambiental ha sido el ardid mediante el cual la UE estancó el acuerdo. En definitiva es la política agrícola común de la UE la que dispara sus mecanismos de protección a la hora de terminar de definir el acuerdo dada la competitividad del Mercosur en la agricultura”, explica a EFE Lisandro Mogliati, consultor en negocios internacionales y experto en comercio exterior.
En principio, Lula anticipó que su primera llamada como presidente pro tempore del Mercosur será al jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien acaba de asumir la presidencia semestral del Consejo de la UE, para dialogar sobre el estado de las negociaciones, que ya llevan casi un cuarto de siglo.
Aunque tanto en Bruselas como en el Mercosur alientan la posibilidad de llegar antes de fin de año a un entendimiento, el escenario luce desafiante, y no sólo por la espinosa cuestión ambiental.
“Soy pesimista en que el acuerdo pueda decantar positivamente y que finalmente la UE y el Mercosur puedan limar sus diferencias sustanciales de intereses económicos”, sostiene Mogliati.
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Existen resistencia de parte de los dos bloques
Del lado europeo persisten fuertes resistencias proteccionistas, particularmente en el sector agrícola francés, que no quiere abrir mercado a los competitivos productos agropecuarios suramericanos.
Por otro lado, Mercosur pretende "actualizar" algunos términos del paquete de capítulos acordados en 2019 dados los cambios en el escenario global tras la pandemia y la guerra en Ucrania.
Brasil, en lo particular, resiste hacer concesiones en el capítulo de compras gubernamentales, mientras que Argentina ha objetado que ciertos cupos acordados en 2019 ya quedaron superados por el actual volumen de comercio con la UE por lo que, convalidarlos ahora, implicaría una reversión en los intercambios.
Por lo demás, los suramericanos pretenden, además, asegurar ahora fondos de cooperación para ayudar a las empresas del bloque a poder acceder al mercado europeo con mejores estándares ambientales.
“Además hay que buscar cómo hacer para fortalecer las cadenas de valor entre el Mercosur y la UE con la idea de localizar inversiones y generar trabajo en el Mercosur, y que esto sea un vehículo para achicar las brechas entre estos dos bloques, que son muchas”, dice a EFE la secretaria argentina de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca Bocco.
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Para el Mercosur, un pacto con la UE representa nuevas oportunidades comerciales con un mercado de unos 450 millones de consumidores que ya es su segundo socio comercial.
Según datos oficiales, en 2022 Mercosur exportó bienes a la UE por 62.928 millones de dólares (57.893 millones de euros) e importó desde el bloque europeo por 57.215 millones de dólares (52.638 millones de euros).