La agencia estadounidense ha dado a conocer un informe en el que cita las conclusiones de un estudio que ha utilizado durante más de tres décadas datos satelitales para comprender cómo las demandas humanas en el acuífero, ubicado en Andalucía (sur de España), han afectado a los estanques.
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Para ello los científicos de la Estación Biológica de Doñana usaron Landsat Imágenes para cuantificar el alcance y la duración de las inundaciones en 316 estanques entre 1985 y 2018 y concluyeron que, en gran parte, el uso del agua subterránea causó que la mayoría de ellos “se inundaran con menos frecuencia y, en algunos casos, se secaran por completo”.
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Los impactos más notables aparecen directamente adyacentes a donde se bombea el agua, según las conclusiones del informe, que destaca el desarrollo del enclave turístico de Matalascañas (Huelva) y que aprovecha las aguas subterráneas.
Además, añade que un campo de golf que funcionó allí durante 17 años redujo la inundación de estanques durante ese tiempo y que, en la franja occidental del parque, los invernaderos que cultivan fresas y otros cultivos de bayas extraen agua del acuífero para el riego.
El mayor humedal de España hábitat de aves
“La misma agua subterránea que impulsa los ciclos de inundación del humedal también es accesible para usos fuera del parque nacional”, recoge el estudio.
Las marismas (terreno pantanoso), humedales y dunas del Parque Nacional de Doñana “proporcionan hábitat para cientos de especies de aves, junto con animales en peligro de extinción.
En total, de los varios cientos de estanques estudiados, el 59 por ciento no se ha inundado desde al menos 2013, y el 83 por ciento se está inundando menos extensamente, y por menos tiempo, de lo que se explicaría por el clima.
“El desarrollo fuera del área protegida, además de la sequía prolongada, han gravado el acuífero compartido y ha puesto en peligro el ecosistema y su estado protegido”, asegura el informe.
La NASA subraya también que en las últimas décadas los agricultores cercanos al humedal han cambiado desde cultivos “tolerantes” a la sequía como aceitunas y granos hasta cultivos más intensivos en agua, particularmente fresas.