Jair Bolsonaro, de 68 años, es juzgado por presuntas irregularidades cometidas en el marco del proceso electoral que en octubre pasado llevó a la victoria en las urnas del actual mandatario, el progresista Luiz Inácio Lula da Silva.
El punto central de la acusación contra el líder derechista es una reunión a la cual convocó a medio centenar de embajadores extranjeros en la residencia oficial de la Presidencia el 18 de julio de 2022, para descalificar la transparencia del sistema electoral y la propia democracia.
La acusación sostiene que, con ese evento, incurrió en un “abuso de poder político y conductas vedadas”, pues se valió de su poder como jefe de Estado para un acto de campaña e hizo “un uso indebido” de un predio estatal y también de los medios de comunicación, pues ordenó que fuera transmitido por la televisión pública.
En la primera audiencia del caso, la semana pasada, el abogado de Bolsonaro, Tarcísio Vieira, sostuvo que en ese evento, que calificó de “franciscano” e “institucional”, el entonces presidente sólo expresó “sus opiniones sobre el sistema electoral brasileño”.
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Vieira argumentó que Bolsonaro sólo manifestó sus “dudas” sobre las urnas electrónicas que Brasil usa desde 1996, pese a que desde entonces no ha habido una sola denuncia de fraude, y que lo hizo en “pleno ejercicio” de su “libertad de expresión”.
De acuerdo a la acusación, presentada por el Partido Democrático Laborista, la dura campaña de Bolsonaro contra el sistema electoral fue el inicio de un movimiento que llevó al violento asalto a los tres poderes de la Nación ocurrido el pasado 8 de enero, ocho días después de la investidura de Lula.
El argumento de la acusación ha sido respaldado por el Ministerio Público, que en la primera audiencia pidió aplicar las “penas de ley” frente a una reunión “convocada para “exponer” a “la comunidad internacional” y “la sociedad brasileña” a “alegaciones inverídicas” y a una “manipulación que podría corroer el pleito electoral”.
El juicio será retomado a partir de las 19:00 hora local (22:00 GMT) con el voto del magistrado Benedito Gonçalves, instructor del caso, quien ya ha sugerido que se pronunciará por la culpabilidad de Bolsonaro.
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Luego se pronunciarán los otros seis miembros del TSE, organismo que durante la campaña electoral de 2022 fue objeto de continuos ataques por parte de Bolsonaro y la extrema derecha que le apoya.
Bolsonaro ha insistido en su inocencia y, en una entrevista publicada este martes por el diario Folha de Sao Paulo, dijo que no se va “desesperar” si pierde sus derechos políticos.
Incluso comentó que tiene ofertas para trabajar en “propaganda” en Estados Unidos, país al que viajó el 30 de diciembre pasado, dos días antes de la investidura de Lula, y donde permaneció durante tres meses.