El anuncio de la colaboración judicial llega desde la Oficina del Promotor (fiscal) de Justicia del Estado de la Ciudad del Vaticano, Alessandro Diddi, quien reabrió la investigación sobre el caso de Emanuela Orlandi a finales del año pasado, unos meses antes de que en mayo pasado también la Fiscalía de Roma iniciase una nueva investigación.
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“Por lo que se refiere al asunto Emanuela Orlandi, en los últimos meses esta oficina ha recogido todas las pruebas disponibles en las estructuras del Vaticano y de la Santa Sede, buscando también pruebas a través de conversaciones con los responsables de algunas oficinas en el momento de los hechos”, indicó en un comunicado.
La Oficina de Diddi “ha procedido al examen del material, confirmando algunas líneas de investigación dignas de ser profundizadas y transmitiendo toda la documentación pertinente, en las últimas semanas, a la Fiscalía de Roma, para que la examine y proceda en la dirección que considere más oportuna”.
“El Promotor continuará sus actividades en este sentido en los próximos meses, cercano al dolor de la familia de Emanuela y consciente del sufrimiento que se siente por la desaparición de un familiar”, concluye la nota de la Santa Sede.
Emanuela Orlandi: La tercera investigación
Diddi ya había anunciado que colaboraría con el fiscal romano Stefano Luciani para tratar de esclarecer lo ocurrido hace 40 años, después de que el pasado 15 de mayo la Fiscalía de Roma abriese su tercera investigación sobre el caso de “la chica del Vaticano”.
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Las dos anteriores sucedieron a la desaparición de la muchacha, llevadas a cabo entre 1983 y 1997 y entre 2008 y 2015, ambas sin éxito.
¿Quién fue Emanuela Orlandi?
Orlandi era una ciudadana vaticana (su padre era un empleado de la Santa Sede y vivía dentro de los muros vaticanos) que desapareció el 22 de junio de 1983 con 15 años cuando salió de casa para acudir a sus clases de música en Roma y se ha convertido en uno de los grandes misterios de la historia italiana.
Su desaparición fue relacionada en varias investigaciones periodísticas con el atentado contra Juan Pablo II en 1981 en la plaza de San Pedro del Vaticano a manos del terrorista turco Ali Agca, así como también se habló de una red de pederastas y de la Banda della Magliana, la mafia de Roma de los años 70 y 80.
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Aunque ninguna de las investigaciones arrojó resultados, su familia no se ha cansado de exigir verdad y justicia, y el hermano de Emanuela, Pietro Orlandi, fue escuchado el pasado 12 de abril por primera vez por el fiscal vaticano, a quien entregó toda la información en su posesión y le pidió que se interrogase a todos los cardenales y hombres de la curia que podrían saber qué sucedió.
“Es una enorme injusticia, sobre todo cuando se sabe que hay personas que conocen lo que ha sucedido, por lo que nunca podré aceptarla, aunque hayan pasado cuarenta años. Nuestro objetivo es llegar a la verdad y hacer justicia a mi hermana”, aseguró Orlandi a EFE este miércoles, cuando mostró su esperanza de que el papa Francisco dedique “unas palabras de esperanza” para la familia en el ángelus del próximo domingo.