Es una de las conclusiones expuestas este jueves en la Oficina del Parlamento Europeo en Madrid por los autores del libro "La guerra desinformativa de Putin: desmintiendo las falacias sobre la invasión de Ucrania" (editoral Tirant), un trabajo coordinado por la Universidad de Loyola de Andalucía (España).
El profesor Pedro Rivas Nieto, vicedecano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de esta universidad, aseguró que cualquier cesión ante un dictador es una invitación a otra amenaza, así que se opuso a cualquier política de apaciguamiento: la libertad sobrevive enfrentándose al radicalismo.
José Antonio Muñiz-Velázquez, director del Departamento de Comunicación, constató que se lleva años hablando de "desorden informativo" digital, pero sin vislumbrar el conflicto bélico que se avecinaba, una guerra "híbrida" (Ucrania), donde la desinformacion y la propaganda es un frente "necesario y prioritario".
"Cuando despertamos -ilustró-, el oso ruso estaba detrás de todo este magma desinformativo"; afecta fundamentalmente a quienes siguen sin informarse por los medios rigurosos, sino por redes sociales donde circulan bulos a toda velocidad.
Fernando Delage, director del Departamento de Estudios Internacionales, dijo que Europa central y oriental tenía una percepción más real de lo que podría pasar por las "señales" de Rusia.
Instó a "desarmar falacias" como que el "imperialismo" de Occidente ha obligado a Rusia a responder, pues el argumento de que Ucrania acabaría entrando en la OTAN no era algo realista, comentó.
El escritor peruano Fernando Iwasaki alertó de que la influencia de Rusia también se sirve de otros medios. Utilizó la distribución de la vacuna anticovid Sputnik, por ejemplo en Latinoamérica, como una campaña "mucho más potente para irradiar su presunta supremacía y sus falacias a todo el mundo".
Óscar Sánchez, profesor de Política y Ética de la Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca, consideró que los mensajes de Rusia también han calado gracias a políticos "palmeros" de su presidente, Vladímir Putin, como el italiano Matteo Salvini y el boliviano Evo Morales.
"EJÉRCITOS DE CREYENTES" EN LAS REDES SCOCIALES
En la presentación, la eurodiputada española de Ciudadanos-Renew Europe Maite Pagazaurtundua, autora del prólogo, subrayó que "sin verdad no es posible la democracia" y sin democracia no hay garantía para los derechos humanos, frente a los que pretenden una "legitimidad irracional, paranoica y populista".
En las redes sociales, añadió, se generan "ejércitos de creyentes" con la "enfermedad del populismo", donde la verdad es una opinión más y los menores de edad son manipulables. Son campañas de injerencia y polarización "para que nosotros mismos destruyamos nuestra democracia", remató.
En un vídeo, el eurodiputado del Partido Popular Javier Zarzalejos resaltó como gran desafío y amenaza para Europa y su democracia la desinformación y las injerencias extranjeras, de lo que tiene que defenderse, planteó.
Y el socialista Nacho Sánchez Amor alertó de que la propaganda rusa se aprovecha de la libertad de prensa de Europa y EEUU para penetrar de forma "muy natural y sin cortapisas".