"La violencia debe cesar inmediatamente", subrayó la portavoz de la OTAN, Oana Lungescu, en un comunicado en el que lanzó un llamamiento en nombre de la Alianza Atlántica a todas las partes para que "se abstengan de acciones que agraven aún más las tensiones y para que entablen un diálogo".
La KFOR, añadió la portavoz, tomará "todas las medidas necesarias para mantener un entorno seguro y protegido, y seguirá actuando con imparcialidad, de conformidad con su mandato en virtud de la Resolución 1244 de 1999 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas".
La KFOR informó de que 25 de sus soldados, de nacionalidad húngara e italiana, resultaron heridos con fracturas, contusiones y quemaduras provocadas por artefactos incendiarios, tras intervenir hoy para contener las violentas protestas de los serbios del norte de Kosovo, que se niegan a aceptar la autoridad de los alcaldes de cuatro municipios donde son mayoría.
Entre los manifestantes hay al menos medio centenar de heridos, según medios locales.
La misión de la OTAN recurrió al uso de gases lacrimógenos y bombas aturdidoras para dispersar a los manifestantes, que bloqueaban el acceso al Ayuntamiento de la localidad de Zvecan, donde se han registrado los choques más violentos.
Más de 50 personas fueron atendidas en un hospital por dolencias causadas por intoxicación con gas lacrimógeno y por contusiones, tres de ellas fueron hospitalizadas y una persona sufrió heridas graves de bala y su vida está en peligro, informó el director del Centro Clínico de Mitrovica, Zlatan Elek, según la emisora N1.
Los serbios, mayoría en esos municipios pero minoría en Kosovo, no reconocen la autoridad de los alcaldes, pertenecientes a la mayoría albanesa del país.
Los regidores fueron elegidos el pasado abril en una elecciones que los serbios boicotearon y en las que la participación apenas superó el 3 %.
Kosovo, antigua provincia serbia poblada por una gran mayoría de albaneses, proclamó en 2008 su independencia, que Serbia no reconoce.
Ambos países negocian la normalización de sus relaciones sobre un nuevo plan de la Unión Europea, apoyado por Estados Unidos, en un proceso interrumpido con frecuencia por el estallido de tensiones.