Los datos, recopilados por la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y el NRC, muestran que el conflicto fue una de las principales causas de desplazamiento, indicó la ONG noruega en un comunicado.
Más de 408.000 personas fueron desplazadas por las inundaciones que azotaron sus aldeas y otras 312.000 se vieron forzadas a dejar sus hogares por la sequía, de los que la mayoría escapó a las regiones de Hiraan (centro) y Gedo (sur).
“Estas son cifras alarmantes de algunas de las personas más vulnerables obligadas a abandonar lo poco que tenían para dirigirse a lo desconocido”, denunció el director del NRC en Somalia, Mohamed Abdi.
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"Con un millón de personas desplazadas en menos de cinco meses, sólo podemos temer lo peor en los próximos meses, ya que todos los ingredientes de esta catástrofe están hirviendo en Somalia", agregó Abdi.
Muchos de los desplazados están llegando a zonas urbanas muy pobladas y sitios que ya albergan a desplazados internos, lo que ejerce una enorme presión sobre los recursos ya escasos y expone a las personas vulnerables a riesgos de protección cada vez mayores, como los desalojos, la separación familiar y la violencia de género.
"Con el aumento de nuevos desplazamientos cada día, las necesidades son abrumadoras", subrayó la representante de Acnur en Somalia, Magatte Guisse, quien lamentó la "gran tragedia de presenciar el impacto en los más vulnerables".
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"Ellos son los menos responsables del conflicto y la crisis climática, pero son los más afectados", aseveró Guisse.
Más de 3,8 millones de personas se hallan actualmente desplazadas en Somalia, lo que exacerba una situación humanitaria ya grave en la que unos 6,7 millones de personas luchan por satisfacer sus necesidades alimentarias, según el NRC y Acnur.
Asimismo, más de medio millón de niños somalíes se encuentran gravemente desnutridos.
"Instamos a los donantes internacionales a aumentar la financiación para proteger mejor a quienes tienen más probabilidades de soportar la peor parte de la crisis actual. De lo contrario, nunca veremos el final de esta tragedia humana", agregó Guisse.
Somalia ha sufrido en los últimos dos meses intensas lluvias que provocaron unas inundaciones que llegaron después de la peor sequía registrada en el Cuerno de África en cuarenta años, una escasez de agua que dejó a Somalia al borde de una hambruna.
Además, Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre, lo que dejó al país sin Gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas y señores de la guerra.