El mandatario, en un solemne evento en la Casa Blanca, acompañado de su mujer, Jill Biden, y rodeado de 21 velas blancas -una para cada uno de los muertos-, se refirió a su propia experiencia con el duelo para tratar de ofrecer consuelo a los familiares de las víctimas.
"Volverán. Y cuando pasen por delante de esa heladería, de ese parque, de esa cosa que les recordará a su hijo o hija, sonreirán antes de derramar una lágrima, y entonces sabrán que lo van a superar", dijo el mandatario.
"Nuestra plegaria es que ese momento llegue más pronto que tarde", añadió Biden.
El mandatario, de 80 años, ha hablado en muchas ocasiones de sus experiencias con la pérdida: su primera mujer y su hija murieron en un accidente de coche cuando el entonces senador electo tenía 30 años. Otro de sus hijos, Beau Biden, murió en 2015 por un cáncer cerebral.
En su mensaje este miércoles, el demócrata pidió al Congreso que prohíba la venta de fusiles semiautomáticos como el utilizado en la masacre de Uvalde y los cargadores ampliados.
Biden aseguró que una mayoría de estadounidenses que tienen armas de fuego también apoyan medidas "sensatas" para restringir el acceso y prevenir tiroteos.
"Es momento de actuar. De alzar nuestras voces. No como demócratas o republicanos, sino como amigos, vecinos, padres", dijo el presidente.
También destacó que desde la masacre de Uvalde se han registrado 650 tiroteos masivos en Estados Unidos, que la organización Gun Violence Archive define como los incidentes con al menos cuatro víctimas, ya sean muertos o heridos, sin incluir al tirador.
La violencia con armas de fuego es, de hecho, la principal causa de muerte entre niños y adolescentes en el país.
Hace un año, un joven de 18 años armado con un fusil semiautomático entró en la escuela primaria Robb de Uvalde y mató a 19 estudiantes y dos profesoras, antes de morir en un enfrentamiento con la policía.
Esta noche tendrá lugar en la localidad texana una vigilia en honor a las víctimas en la que se espera que participen los familiares.