“Rogamos que nos sigan colaborando, que no se afloje hasta que no les hayan encontrado”, aseguró a EFE el abuelo de los niños, Fidencio Valencia.
Valencia está junto a otros miembros de su familia en Villavicencio, capital del departamento del Meta (centro), donde trasladaron el cuerpo de su hija y madre de los niños, Magdalena Mukutuy, que recuperaron junto a otros dos adultos (el líder indígena Hermán Mendoza y el piloto de la aeronave, Hernando Murcia) en el interior de la aeronave accidentada el pasado 1 de mayo.
La familia está agradecida por los esfuerzos que está haciendo tanto el Gobierno y el Ejército como las comunidades indígenas para encontrar a Lesly Mukutuy, de 11 años; a Soleiny Mukutuy, de 9 años; a Tien Noriel Ronoque Mukutuy, de 4 años, y al bebé de 11 mses Cristin Neruman Ranoque.
Y pide que les colaboren con transporte aéreo y fluvial para que las personalidades del resguardo indígena de Araracuara, de donde salió la aeronave y donde vive esta familia indígena, puedan participar en la búsqueda, como ya lo hace uno de los padres de los cuatro menores.
El primer viaje
El avión Cessna 206 se estrelló en medio de una frondosa parte de la selva virgen del Caquetá, cuando realizaba la ruta desde Araracuara y San José del Guaviare.
Era el primer vuelo que la familia tomaba y lo hacían para ir a visitar al padre de dos de los niños. "Lo llamó para que se volaran en esos aparatos de Araracuara", explicó el abuelo, que describe a los menores como "muy cariñosos".
Araracuara es un "resguardo grande" donde conviven varias comunidades entre los departamentos de Caquetá y Guaviare, y de hecho el avión es el único medio para salir de ahí.
Antes la familia tuvo que coger una lancha y caminar por una "carretera terrible, horrible" desde la comunidad uitoto de Chuquí a donde está la pista de tierra desde donde despegó el avión de la compañía de vuelos privados Avianline Charter's.
Las autoridades, dirigidas por fuerzas militares y Aeronáutica Civil, buscan sin cesar a los menores por una vasta zona selvática y han intensificado en los últimos días las labores por cielo, tierra y río, con más de un centenar de efectivos a los que desde hoy se empezarán a sumar más de medio centenar de indígenas de varias comunidades que conocen bien la zona, sobre todo nukak, la etnia que vive en las selvas del Guaviare.