“Hiroshima como ‘simbolo de memoria’ proclama con fuerza que las armas nucleares no son adecuadas para responder eficazmente a las grandes amenazas actuales a la paz y para garantizar la seguridad nacional e internacional”, escribió el pontífice en una carta al obispo de esa ciudad nipona, Alexis-Mitsuru Shirahama.
Los líderes de las siete democracias más industrializadas del mundo -Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá, Italia y Japón- mantienen una cumbre en Hiroshima, la primera ciudad arrasada por una bomba nuclear en 1945, en la Segunda Guerra Mundial.
En el encuentro, marcado por las relaciones con Rusia y China, también participa el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
Francisco, siempre pendiente de esta cuestión, avisó del "impacto humanitario y medioambientalmente catastrófico que resultaría del uso" del armamento nuclear, pero también del "derroche por el mal uso de recursos humanos y económicos que implica su producción".
"No debemos subestimar los efectos del persistente clima de miedo y sospecha generado por el mero hecho de poseerlas (las armas nucleares) que amenaza el crecimiento de un clima de confianza recíproca y de diálogo", apuntó.
Y agregó: "En ese contexto, las armas nucleares y el resto de armas de destrucción masiva representan un multiplicador del riesgo que solo da una ilusión de paz".
Francisco, que visitó Hiroshima en 2019, calificó la elección de este lugar para la cumbre del G7 de "particularmente significativa" dada "la continua amenaza del uso de armas nucleares".
Durante aquella visita, en el Memorial de la Paz, el pontífice dijo que el uso bélico de la energía nuclear "hoy más que nunca es un crimen no solo contra el hombre y su dignidad sino contra toda posibilidad de futuro en nuestra casa común".
"Y ahora hombres y mujeres responsables miran a ese futuro con preocupación, especialmente tras la experiencia de una pandemia global y la persistencia de conflictos armados en distintas regiones, entre estos la devastadora guerra que se está combatiendo en suelo ucraniano", escribió.
Los acontecimientos de los últimos años, refirió, "han hecho evidente que solo junta, en fraternidad y solidaridad, nuestra familia humana puede tratar de curar las heridas y construir un mundo justo y pacífico".
"De hecho cada vez ha sido más evidente que en el mundo multipolar del siglo XXI la búsqueda de la paz está estrechamente vinculada a la necesidad de seguridad y a la reflexión sobre los medios más eficaces para garantizarla", apuntó Francisco.
Esa reflexión -continuó- "debe necesariamente tener en cuenta el hecho de que la seguridad global debe ser integral, capaz d abrazar cuestiones como el acceso a la comida y el agua, el respeto del medio ambiente, la asistencia sanitaria, las fuentes energéticas y la ecua distribución de los bienes del mundo".
"Un concepto integral de seguridad puede servir a resanar el multilateralismo y la cooperación internacional entre actores gubernamentales y no gobernativos, en base a una profunda interconexión entre esas cuestiones, la cual hace necesario adoptar, juntos, una actitud de cooperación multilateral responsable", sostuvo.
Francisco cerró su misiva esperando que la cumbre del G7 “de prueba de una visión de largo alcance” que “ponga las bases para una paz duradera y una seguridad estable y sostenible”.