Tras haber recibido durante dos días a los principales líderes sindicales del país, la primera ministra, Elisabeth Borne, aseguró que no dará ningún respaldo a la propuesta parlamentaria presentada por un pequeño grupo independiente de la cámara para derogar la reforma que está marcando la actualidad política francesa.
Borne consideró “irresponsable” y calificó de “brindis al sol” la medida que los sindicatos exigían como condición para recuperar el diálogo.
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A juicio de la jefa del Ejecutivo, la derogación de la reforma sería “inconstitucional” porque supondría unos gastos extraordinarios de 18.000 millones de euros, algo que no puede provocar una proposición de ley.
La primera ministra consideró que la proposición de ese grupo independiente no debe ser debatida para no engañar a los trabajadores con una medida que no tiene opciones de ser adoptada.
El Gobierno francés y la debilidad parlamentaria
El examen de esa proposición figura en el orden del día para el próximo 8 de junio, pero el partido macronista ha comenzado a maniobrar para evitar su debate.
El portazo del Gobierno le distancia más de unos sindicatos que estimaban que el examen parlamentario de la proposición de ley era un signo de acercamiento.
El líder de la reformista CFDT, Laurent Berger, consideró “inaceptable” que no se debatiera ese texto, que podría volver a poner de manifiesto la debilidad parlamentaria del Gobierno.
Los sindicatos mantienen convocada una nueva jornada de huelgas y protestas contra la reforma de las pensiones para el próximo 6 de junio, dos días antes de la fecha en la que está previsto que se examine la proposición de ley.
El Gobierno francés ante la moción de censura
La líder de la combativa CGT, Sophie Binet, segundo sindicato del país, consideró que sería “gravísimo que los diputados vuelvan a ser privados de votar sobre la reforma”.
Hacía así referencia al recurso legislativo utilizado por el Ejecutivo para adoptar en marzo pasado la reforma, lo que le valió dos mociones de censura, una de las cuales salvó solo por tan solo nueve votos.
La oposición a la reforma de las pensiones ha enrarecido el panorama político en Francia, donde el presidente, Emmanuel Macron, no puede hacer visitas fuera del Elíseo sin encontrarse con caceroladas.
En varias entrevistas ha tratado de relanzar la agenda política para dar por superada esa crisis, pero los sindicatos parecen decididos a mantener el pulso.