“El tema del ruido no atañe solo al que nació con pérdida auditiva. La realidad es que muchas más personas pierden su audición después de nacer”, afirma Troncoso en una entrevista con EFE a propósito de la conmemoración este 26 de abril del Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido.
Lo que se busca con esta efeméride, que se celebra cada año el último miércoles de abril, “es reflexionar” porque todos son “parte del problema y de la solución”.
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“Todos hacemos ruido y todos podemos dejar de hacerlo”, recalca.
Troncoso invitó “a todos a sumarse a un minuto de silencio #solounminuto este 26 de abril, para tomar conciencia de que el ruido hace daño y que tenemos el poder”, para cambiar la situación.
El dañino exceso del ruido con niveles superiores de 80 decibeles
La presidenta de la Fundación Oír es Vivir, una organización sin fines de lucro fundada hace 15 años, recordó que la Organización Mundial de la salud (OMS) indica que “cualquier ruido por encima de 80 decibeles” ya presenta “un riesgo inminente a la audición”.
A 80 decibeles llega el ruido causado por los camiones que suelen transitar por la Ciudad de Panamá cargando materiales de construcción. Y un bocinazo, tan frecuente en la capital panameña, puede alcanzar los 110 decibeles.
Se trata de los ruidos comunes hasta del propio hogar o de la barriada, con vecinos en sus casas o en las áreas comunes con gritos o música a un volumen que perturba.
Esta situación de ruido excesivo en los condominios y barrios “se convierte en un problema (que) tiene que ser abordado por distintas fuentes (...) y esto se hace con leyes que se hagan cumplir”.
El dañino exceso del ruido en las ciudades
“Panamá se califica como una ciudad ruidosa”, afirma Troncoso, que recuerda que años atrás “se hacían mediciones de sonido en distintos lugares y la ciudad llegaba a alcanzar ruidos por encima de Nueva York”, Estados Unidos.
Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) publicado en 2022 indicó que los niveles de ruido aceptables se superan en muchas ciudades del mundo, entre ellas Argel, Bangkok y Nueva York.
El informe “Fronteras 2022: ruido, llamas y desequilibrios” del Pnuma señaló que los sonidos no deseados, prolongados y de alto nivel procedentes del tráfico rodado, el ferrocarril o las actividades de ocio perjudican la salud y el bienestar.
“Exponerse a ruido continuo causa insomnio, irritabilidad, desconcentración, hipertensión, problemas gastrointestinales (...) o te puede enloquecer, te puede dañar realmente”, sostiene Troncoso.
El órgano auditivo, además, se enfrenta al paso de los años: pasados los 40 una persona pierde en promedio el 1 % de la audición cada año, añade.
Autocuidado y educación
El factor clave para acabar con la contaminación acústica es educarse “como sociedad, en términos de qué es el ruido, cuándo hace daño y qué hacer”.
La Fundación Oír es Vivir ha lanzado la guía escolar “Más silencio, menos ruido” para que “los docentes puedan enseñar a esas nuevas generaciones a relacionarse diferente con el ruido, a entender que el ruido hace daño, a saber evitarlo”.
“De repente aprendo a llevar orejeras que protegen, tapones intracanal, me alejo de la fuente del sonido. Puedo controlar la frecuencia con que me expongo. Son todos factores que puedo controlar”, destaca.