“No queríamos que los restos fueran testimonios invisibles, sino que pudieran ser vistos por el público, para que pudiera entrar en contacto con la historia del Foro”, explicó a EFE la arqueóloga y responsable de la exposición, Roberta Alteri.
El depósito se encuentra en la denominada Vía Nova, a las faldas de la histórica colina del Palatino, en concreto en tres cantinas que hace dos milenios pertenecieron al fastuoso complejo palaciego del emperador Tiberio, el segundo de la historia romana.
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Esta colina representa el corazón mismo de la “romanidad”, donde nació aquella civilización que devino en imperio, aunque se tiene constancia de asentamientos humanos ya desde la Edad del Hierro.
“Nuestra misión es proteger y valorar este inmenso patrimonio y lo hacemos incesantemente, conscientes de su alto valor histórico, cultural e identitario, porque pertenece a todos”, defendió la directora del Parque Arqueológico del Coliseo, Alfonsina Russo.
Foros Romanos en tres espacios
La exposición “Depositi in mostra” se divide en tres espacios no demasiado grandes en los que los vestigios han sido colocados cronológicamente en estanterías y cajones, porque la idea también es facilitar el acceso a los mismos a los estudiosos y arqueólogos.
En el primer depósito se encuentran los restos más antiguos hallados en el corazón de Roma, de origen “protohistórico”, es decir, datados entre el final de la prehistoria y los albores de la edad antia.
En sus estantes se agolpan numerosas tumbas y urnas funerarias del siglo XI a.C, así como dos esqueletos encontrados por el arqueólogo italiano Giacomo Boni, director de las excavaciones del Palatino a principios del siglo XX.
En la segunda cantina se exhiben enseres cotidianos de la época republicana de Roma, como una caja con un centenar de minúsculos dados que se sacaron de un pozo ritual a un lazo de la Vía Sacra, al que se lanzaban en ofrenda a las divinidades, explica Alteri.
Foros Romanos muestran ánforas, tinteros y punzones
En este espacio se pueden ver dos grandes ánforas que contenían el “garum”, una muy codiciada salsa de vísceras de pescado; algunas flautas, un hermoso cofre de bronce y numerosos tinteros y punzones que servían para escribir en las tablas de cera.
En el tercer y último almacén pueden verse los restos de un antiguo portón de época imperial, piezas metálicas de la desaparecida Basílica Emilia, así como infinidad de enseres y objetos decorativos en bronce, como el broche de una capa.
La visita de esta exposición inédita en el Foro será posible cada viernes en tres turnos y estará incluida en el precio del billete.