Lavrov fue recibido por el canciller brasileño, Mauro Vieira, con quien discutió la intensa relación bilateral, así como asuntos de la agenda global, con énfasis en el conflicto en Ucrania, según ambos explicaron en una declaración ante los periodistas.
El ministro ruso declaró que el Gobierno de Vladímir Putin desea una “solución duradera” que ponga fin a la guerra, pero aseguró que ni los países de Occidente ni la OTAN “contribuyen” a ello.
Acompañado de Vieira, Lavrov acusó a Estados Unidos y Europa de “no cumplir con obligaciones que asumieron hace años”, en una aparente alusión a los acuerdos de Minsk, de 2014 y 2015, que pusieron fin al conflicto en el este de Ucrania, pero que el actual presidente de ese país, Volodímir Zelenski, califica hoy de “concesión”.
El ministro ruso subrayó una y otra vez que la solución a las actuales hostilidades debe ser "duradera" y no "inmediata", y si bien saludó la propuesta brasileña para intentar crear un grupo de países que facilite una negociación, no se mostró muy abierto con esa posibilidad.
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¿Solución pacífica?
También, según la traducción oficial, Lavrov aseguró que Rusia y Brasil "tienen una visión única" en relación al conflicto, aunque Vieira reiteró que la "intención" del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva es "ayudar a una solución pacífica", mediante un "grupo de países" que permita promover "un cese al fuego inmediato".
El ministro ruso sólo agradeció esa oferta brasileña, pero dijo que Rusia está "en una lucha dura", en la cual "Occidente quiere mantener sus posiciones financieras y políticas".
Vieira sí coincidió con Lavrov en el rechazo a las sanciones comerciales que muchos países han aplicado a Rusia tras la invasión a Ucrania, que el ministro ruso calificó de "ilegales".
Según dijo el canciller brasileño, esas “sanciones unilaterales, además de no ser autorizadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, han tenido impacto en toda la economía global, que aún no se recupera de la pandemia” de covid-19.
Lavrov le hizo un guiño también a Brasil, al apoyar el viejo reclamo del país suramericano para convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.
Consideró como una "necesidad" que Brasil se sume con ese estatus a China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos, y apuntó que también se debe promover "la presencia del continente africano" en ese organismo para "mejorar" la "gobernanza global".
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Cooperación bilateral
Más allá del conflicto en Ucrania, Vieira destacó el hecho de que Rusia es el principal proveedor de fertilizantes para la agricultura brasileña, que a su vez tiene en el mercado ruso a uno de sus más fuertes clientes.
Señaló que para Brasil es "importante" garantizar el flujo de fertilizantes y aumentar sus "exportaciones de productos de origen animal" a Rusia, así valoró la voluntad de ambos países de aumentar la cooperación en las áreas de medioambiente, energía y ciencia y tecnología.
Lavrov fue un poco más allá y dijo que su país está dispuesto a un "esfuerzo" conjunto en el área de "energía atómica y pacífica" y también a estrechar relaciones en materia aeroespacial y en diversos sectores, entre los que citó la industria farmacéutica y la cultura.
Asimismo, celebró el hecho de que Brasil presidirá en 2024 el G20, al mismo tiempo que Rusia hará lo propio en el foro BRICS, que ambos países integran con India, China y Sudáfrica.
“Será una óptima coyuntura, pues todos los miembros del BRICS están en el G20 y todos tienen las mismas visiones del mundo”, aseguró Lavrov.
Tras la reunión con Vieira, Lula se disponía a recibir a Lavrov en su residencia oficial para un encuentro reservado, calificado de “cortesía” por la Presidencia brasileña.