En un comunicado difundido por el Ministerio de Relaciones Exteriores en Asunción, el Gobierno de Paraguay vio con “suma preocupación” este hecho ocurrido el pasado jueves, según reveló en la víspera Pionyang.
“Constituye una amenaza para la paz y la seguridad internacionales, así como una clara violación del Derecho Internacional y los principios de la Carta de las Naciones Unidas”, puntualizó la Cancillería paraguaya.
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Además, el país suramericano indicó que la República Popular Democrática de Corea, “como Estado parte de las Naciones Unidas, tiene la obligación de suspender los lanzamientos de misiles balísticos y desistir de actividades de esta naturaleza acogiéndose a lo establecido en las resoluciones del Consejo de Seguridad”.
El misil, bautizado como Hwasong-18, un arma que teóricamente puede alcanzar EE.UU. y que es mucho más eficiente y difícil de detectar en comparación con los proyectiles de largo alcance que Pionyang poseía hasta ahora, obligó el jueves a las autoridades japonesas a activar momentáneamente las alertas para la población.
Este nuevo ICBM es un peldaño importante a la hora de incrementar la variedad y sofisticación de un arsenal que hace ya prácticamente imposible tratar de atacar territorio norcoreano sin deparar una represalia del régimen de Kim Jong-un que cueste muchas vidas.