Una portavoz de la ONU en Ginebra confirmó que la situación se normalizó este jueves, cuando se inspeccionaron en Turquía seis embarcaciones que iban a Ucrania para la exportación de sus granos, en virtud de un acuerdo a cuatro bandas (Ucrania, Rusia, Turquía y Naciones Unidas, estos dos últimos como mediadores) alcanzado el pasado julio.
Coincidiendo con esto, Rusia ha advertido de que no aceptará prolongar el acuerdo más allá del 18 de mayo -fecha de su próximo vencimiento- si no se cumplen los compromisos que asumieron las otras partes con Moscú.
Rusia reclama la reconexión del banco Rosselkhozbank al sistema internacional de transacciones financieras SWIFT, la reanudación de suministros y servicios para maquinaria agrícola, la eliminación de restricciones en materias de seguros y el libre acceso a los puertos de otro países.
Otra exigencia central es que vuelva a funcionar la tubería de amoniaco Togliatti-Odesa, paralizada desde el inicio de la guerra, y que se desbloqueen las cuentas y activos en el extranjero de las compañías rusas vinculadas con la producción y transporte de alimentos y fertilizantes.
"Hay asuntos muy importantes que son problemas que deben resolverse. Ha habido progresos, pero se necesitan más", reconoció la portavoz Alessandra Velucci.
Sobre las consecuencias que tendría que el acuerdo no fuese renovado, dijo que "no vamos a especular sobre lo que puede pasar porque estamos trabajando en esto, haciendo muchos esfuerzos para implementar esta parte del acuerdo".
La ONU ha pedido a todos los países, así como al sector privado, colaborar en la medida de sus posibilidades para que este acuerdo pueda seguir en vigor por el interés que tiene para los países más pobres.
El bloqueo a la salida de granos esenciales de Ucrania -uno de los mayores exportadores del mundo- en los primeros meses del conflicto causó que los precios de los alimentos se dispararan en los mercados internacionales, siendo los países más pobres los más afectados, ya que incluso la ayuda humanitaria se vio impactada.