En su sitio web, la misión diplomática estadounidense en territorio ecuatoriano aseguró haber recibido "información creíble de que criminales pueden estar planeando realizar atentados con bombas en múltiples lugares desconocidos alrededor de Guayaquil en la noche del 13 de abril".
En varias ocasiones durante los últimos meses, las bandas del crimen organizado, ligadas mayormente al narcotráfico, han efectuado atentados con coches bomba en Guayaquil, el más sonado el del pasado agosto que dejó cinco muertos y diecisiete heridos en el populoso barrio de Cristo del Consuelo.
También son periódicos los atentos armados contra policías y fuerzas del orden, como el de este jueves, donde tres guardias de prisiones fueron asesinadas por presuntos sicarios en los exteriores de la Penitenciaría del Litoral, la más grande del país, situada en Guayaquil.
El puerto de la capital de la costera provincia del Guayas se ha vuelto en los últimos años uno de los principales trampolines de Suramérica para el envío de cocaína ha Norteamérica y Europa, y paralelamente a ello han crecido los índices de violencia en esa ciudad y en otras que están también en la ruta de la droga.
Frente a este fenómeno, el Gobierno del presidente conservador Guillermo Lasso trata de responder a los repuntes de violencia con estados de excepción que permiten el despliegue de las Fuerzas Armadas en apoyo a la Policía.
Sin embargo, este mes decidió permitir el porte de armas a civiles, una polémica medida que está pendiente de la regulación respectiva para poder aplicarse.
En una intervención pública, el presidente de Colombia, el izquierdista Gustavo Petro, afirmó el miércoles que la violencia en Ecuador es incluso mayor que en su país y expresó la necesidad de discutir internacionalmente en una conferencia una política antidrogas unificada y nueva para América Latina y el Caribe.