“Mi última visita a Somalia en 2017 fue durante una operación humanitaria a gran escala para prevenir la hambruna. Hoy, la situación vuelve a ser alarmante”, afirmó Guterres en una rueda de prensa en Mogadiscio, en el último día de su viaje a Somalia, que empezó este martes.
El secretario general señaló que “el cambio climático está causando caos” y “Somalia ha experimentado cinco malas temporadas de lluvia consecutivas”, algo que “no tiene precedentes”.
Guterres recordó que la "devastadora sequía" ya provocó la "trágica pérdida de 43.000 vidas" en 2022, así como el desplazamiento de 1,4 millones de somalíes, de los cuales las mujeres y los niños constituyen el 80 %.
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"Entre ahora y junio, se espera que 6,5 millones de somalíes enfrenten altos niveles de inseguridad alimentaria aguda. Así que el riesgo de hambruna sigue acechando", alertó el ex primer ministro portugués sobre una situación exacerbada por el aumento de los precios de los alimentos.
El jefe de la ONU, que este martes se reunió con familias afectadas por esta crisis, enfatizó que "se necesita ayuda humanitaria urgente para unos 8,3 millones de somalíes" y se debe "actuar ahora para evitar una catástrofe".
Como ya apuntó este martes en una rueda de prensa conjunta con el presidente de Somalia, Hassan Sheikh Mohamud, Guterres dijo que el Plan de Respuesta Humanitaria de 2023 para Somalia, que busca 2.600 millones de dólares, está financiado “sólo en un 15 por ciento”.
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"Cuando se avecina la hambruna, esto es totalmente inaceptable. La comunidad internacional debe intensificar y aumentar drásticamente el volumen de fondos para apoyar a Somalia", aseveró.
Según la ONU, para declararse el estado de hambruna deben darse tres factores: que el 20 % de las familias afronte una escasez extrema de alimentos, que al menos el 30 % de los niños sufran desnutrición aguda y que la tasa de mortalidad diaria supere las dos de cada 10.000 personas.
El secretario general insistió en que el "desafío inmediato" es evitar la hambruna en el país africano, pero avisó de que la asistencia humanitaria no puede ser eterna y pidió apoyo al Gobierno somalí para lograr la "resiliencia de las comunidades".
Guterres también elogió los esfuerzos del presidente somalí para promover la paz y la seguridad y destacó la importancia de una estrecha colaboración con los estados federales para atajar las amenazas del grupo yihadista Al Shabab.
"Las Naciones Unidas -remarcó- están comprometidas a apoyar los esfuerzos nacionales y regionales para proteger los derechos humanos y combatir el terrorismo y el extremismo violento".
Mohamud aseguró este martes que Somalia “está progresando” y “liberando al país del azote del terrorismo internacional”, después de que declarara una “guerra total” contra Al Shabab el pasado agosto.
Pero Al Shabab, que se adhirió a la red terrorista Al Qaeda en 2012, sigue controlando zonas rurales del centro y sur de Somalia.
El grupo yihadista comete a menudo atentados para derrocar al Gobierno somalí -respaldado por la comunidad internacional- e instaurar un Estado islámico de corte wahabí (ultraconservador), al tiempo que ataca también a países vecinos como Kenia y Etiopía.
El país vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre, lo que dejó a Somalia sin Gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas y señores de la guerra.