Por primera vez, el hermano de Emanuela Orlandi y la abogada de familia, Laura Sgrò, pudieron ser escuchados por la Justicia vaticana después de que Diddi, promotor (fiscal) en el Vaticano, reabriese a finales del año pasado la investigación sobre la desaparición de la adolescente.
El hermano de Emanuela Orlandi entregó al fiscal toda la información en su posesión y le pidió que se interrogue a todos los cardenales y hombres de la curia que podrían saber que sucedió.
"Hablamos de muchas cosas, de la famosa negociación de (el juez Giancarlo) Capaldo, del traslado de Emanuela a Londres, de pederastia, de las capturas de pantalla de los mensajes que nos llegaron", dijo Orlandi, al asegurar que había "notado el deseo de aclarar las cosas".
"Todas mis declaraciones han sido registradas. He mencionado los nombres de las personas que, en mi opinión, deberían ser interrogadas, incluidos altos prelados y otras personalidades. Hace tres años que pido ser escuchado y ahora después de mis declaraciones debe haber respuestas", añadió tras ocho horas ante el fiscal, que concluyeron sobre la medianoche.
Pietro Orlandi destacó que el promotor recibió del papa Francisco y del secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, "la tarea de aclarar las cosas y no hacer excepciones con nadie".
El magistrado le aseguró "que las investigaciones seguramente continuarán hasta el final y que ya han escuchado a otras personas", explicó.
Entre los nuevos documentos que depositó para la investigación, están algunas pruebas que podrían demostrar que, tras su desaparición, su hermana fue llevada a la isla de Cerdeña y posteriormente a Inglaterra.
Orlandi era una ciudadana vaticana (su padre era un empleado de la Santa Sede y vivía dentro de los muros vaticanos), que desapareció el 22 de junio de 1983 con 15 años cuando salió de casa para acudir a sus clases de música en Roma y se ha convertido en uno de los grandes misterios de la historia italiana.
La desaparición de Orlandi, que ha vuelto a ser noticia después del estreno del nuevo documental «Vatican Girl» («La chica del Vaticano») en la plataforma Netflix, fue relacionada en varias investigaciones periodísticas con el atentado contra Juan Pablo II en 1981 en la plaza de San Pedro del Vaticano a manos del terrorista turco Ali Agca.
También se habló de una red de pederastas y se indicó a la Banda della Magliana, la mafia de Roma de la década de los años 70 y 80, que habría actuado por orden del fallecido arzobispo estadounidense Paul Marcinkus, entonces director del IOR, el banco vaticano. Pero ninguna de las investigaciones arrojó resultados.