En la región argentina de Lima, muchos lotes de soja quedarán sin cosechar. El país enfrenta este año su peor sequía en décadas, con efectos devastadores sobre las cosechas de otros cereales como el trigo y el maíz, su principal fuente de riqueza.
Tomás Rodríguez, economista de la Bolsa de Rosario, comentó que “la sequía que ha sufrido Argentina en este último año ha sido verdaderamente histórica. Cuando uno ve el acumulado de lluvias que ha tenido en buena parte del territorio productivo nacional desde marzo del 2022 hasta este último marzo, prácticamente las lluvias han estado por un 50% por debajo de lo normal”.
La sequía, que lleva tres años consecutivos, redujo al 5% la reserva de humedad del suelo. Así, los sembradíos de maíz tienen la mayoría de las plantas secas, lo que no justifica el costo de entrar con una cosechadora.
Jaime Mestre, ingeniero agrónomo, consideró que “Va a haber muchas, sobre todo cultivo, que nosotros denominamos de segunda, llámese maíz de segunda o soja de segunda que directamente no se van a poder cosechar. Entonces ahí va a haber una pérdida realmente muy importante”.
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El escenario complica el desempeño de la economía argentina, sometida a una inflación de cerca del 100% anual y comprometida con el Fondo Monetario Internacional en un acuerdo crediticio por 44.000 millones de dólares.
Hace pocos días, en Washington, el presidente Alberto Fernández se refirió a la peor sequía sufrida por el país desde 1929, y el FMI concedió una flexibilización en la meta de acumulación de reservas internacionales, que han perdido unos 5.500 millones de dólares este año.En trigo la producción cayó a la mitad, mientras que en maíz la caída es del 35%.
El economista Rodríguez declaró que “se está estimando hoy una producción de 35 millones de toneladas versus 54 que se proyectaban cuando se iniciaron las labores de siembra ya por septiembre”. La pérdida global para la economía será de unos 20.000 millones de dólares, casi 3% del PBI.
Para estimular las exportaciones del campo y fortalecer reservas monetarias, el gobierno anunció esta semana un nuevo plan temporal que fija un tipo de cambio de 300 pesos por dólar, intermedio entre unos 215 pesos de la tasa oficial y los cerca de 400 pesos por dólar de los mercados paralelos.
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El ingeniero Jaime Mestre, por su parte, consideróque en el interior del país va a hacer mucho ruido. “La falta de movimiento económico que va a tener por los próximos dos o tres años porque esto no lo soluciona que empiece a llover hoy y que dentro de cinco meses vamos a cosechar trigo. Me parece que esto va para mucho más. Estamos hablando que la salida de esto y que en las condiciones que hoy tiene el país nos va a llevar por lo menos dos o tres años”.
El complejo sojero, el de mayor peso en el campo argentino tendrá su menor producción en 23 años y pesará 7.300 millones de dólares menos que en 2022, según proyecciones de la Bolsa de Rosario. La situación obligará a aumentar la importación para la producción de harina y aceite de soja.