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El obispo Ricardo Valenzuela presidió la Vigilia Pascual que proclamó que Cristo ha resucitado. La ceremonia comenzó con la bendición del fuego, del cual se dio luz al cirio y luego se ingresó al interior de la basílica donde prosiguió la misa. A medida que avanzaba la luz, esta contagiaba la velas que portaban los presentes.
En la homilía de la misa, Valenzuela explicó que el Evangelio de la resurrección de Jesucristo comienza con el ir de las mujeres hacia el sepulcro, temprano en la mañana del día después del sábado. Se dirigen a la tumba, para honrar el cuerpo del Señor, pero la encuentran abierta y vacía. Un ángel poderoso les dice: «Ustedes no tengan miedo» (Mt 28,5), y les manda llevar la noticia a los discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de ustedes a Galilea» (v. 7).
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En otro momento, sostuvo después de la muerte del Señor, los discípulos se habían dispersado; su fe se deshizo, todo parecía que había terminado, derrumbadas las certezas, muertas las esperanzas. Agregó aquel anuncio de las mujeres, aunque increíble, se presentó como un rayo de luz en la oscuridad. La noticia se difundió: Jesús ha resucitado, como había dicho… Y también el mandato de ir a Galilea; las mujeres lo habían oído por dos veces, primero del ángel, después de Jesús mismo: «Que vayan a Galilea; allí me verán». «No teman» y «vayan a Galilea».
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Al referirse a nuestra realidad indicó hay que volver a Galilea para creer que un nuevo Paraguay lo podemos construir juntos, con la participación de toda la ciudadanía. “Confiamos que las autoridades actuales y las próximas tienen la oportunidad de dar el nuevo horizonte esperanzador al Paraguay y asumir este desafío y empeñar sus mejores esfuerzos para un nuevo futuro del país”, teniendo como punto de partida este principio cívico y moral: “No hay desarrollo, sin seguridad. No habrá paz social, con inequidades y sin justicia”.
Insistió en volver a Galilea para ser insertados en la vida de Cristo Resucitado, con Él iniciar una vida renovada. El Paraguay ha sorprendido en su historia por su capacidad de nacer de nuevo, y proyectar tiempos mejores.
Galilea
Según Valenzuela, volver a Galilea quiere decir que hay que releer todo a partir de la cruz y de la victoria; sin miedo, «no teman». “Releer todo: la predicación, los milagros, la nueva comunidad, los entusiasmos y las ingratitudes, hasta la traición; releer todo a partir del final, que es un nuevo comienzo, de este acto supremo de amor, apuntó.
“También para cada uno de nosotros hay una «Galilea» en el comienzo del camino con Jesús. «Ir a Galilea» tiene un significado muy lindo, significa para nosotros redescubrir nuestro bautismo como fuente viva, sacar energías nuevas de la raíz de nuestra fe y de nuestra experiencia cristiana”, indicó.
Finalmente resaltó que volver a Galilea significa sobre todo volver allí, a ese lugar llameante en que la gracia de Dios me tocó al comienzo del camino. Con esta chispa puedo encender el fuego para el hoy, para cada día, y llevar calor y luz a todos los hermanos. Con esta chispa se enciende una alegría humilde, una alegría que no ofende ni al dolor ni la desesperanza, sino una alegría buena y serena.