Francisco, que apareció en buena forma tras haber sido ingresado la semana pasada durante tres noches por una bronquitis, explicó que “cuando podía ir a la calle, ahora no puedo porque no me dejan, veía tanta gente triste, gente caminando, sola, con el móvil” pero “sin paz y sin esperanza”.
“Hace falta esperanza para curarse de la tristeza con la que estamos enfermos, de la amargura con la que contaminamos la Iglesia y el mundo”, subrayó.
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Desigualdades
El papa también habló de un mundo en el que crece el “desánimo” y la “frustración”: “¿por qué tanta indiferencia hacia Dios? ¿Por qué tanto mal en el mundo? ¿Por qué siguen creciendo las desigualdades y no llega la ansiada paz? ¿Por qué estamos tan apegados a la guerra, a hacernos daño unos a otros?”, preguntó a los fieles.
También afirmó que es tiempo de “hacer limpieza”. “Mirad el armario del alma: cuántas cosas inútiles, cuántas estupideces”, dijo mientras explicó que en la Casa Santa Marta, la residencia dentro del Vaticano donde vive, “hace quince días se corrió la voz, para que esta Semana Santa, se mire dentro del armario y se den las cosas que tenemos y no usamos”.
“No os imagináis las cosas inútiles” que salieron y “todo esto fue para los pobres, los necesitados”, añadió.