Esta es la principal conclusión de un estudio de la Universidad de San Francisco (Estados Unidos), cuyos resultados se publican este jueves en la revista Nature.
Lea más: EE.UU. investiga 109 casos y 5 muertes de hepatitis infantil grave
Los investigadores han buscado las posibles causas del brote que la pasada primavera causó numerosos casos de hepatitis grave en niños de todo el mundo.
Lea más: El ECDC dice que los casos de hepatitis aguda infantil son bajos y estables
Hasta la fecha se han contabilizado un millar de casos, 50 de ellos han necesitado trasplantes de hígado y al menos 22 han fallecido.
Los resultados del estudio relacionan la enfermedad con coinfecciones de múltiples virus comunes, en especial de una cepa del virus adenoasociado de tipo 2 (AAV2).
Hepatitis pediátrico grave y los virus ayudantes
Los AAV no causan hepatitis por sí solos sino que necesitan virus “ayudantes”, como los adenovirus -que causan resfriados y gripes-, para replicarse en el hígado.
Tras la pandemia, cuando los niños regresaron al colegio, eran más susceptibles a las infecciones por estos patógenos comunes.
El estudio sugiere que un pequeño grupo de estos niños contrajo más de una infección a la vez, lo que pudo hacerles más vulnerables a la hepatitis grave.
“Nos sorprendió el hecho de que las infecciones que detectamos en estos niños no estuvieran causadas por un virus inusual y emergente, sino por patógenos virales comunes en la infancia”, explica Charles Chiu, director del Laboratorio de Microbiología Clínica de la UCSF y autor principal del trabajo.
“Eso es lo que nos llevó a especular que el momento del brote estaba probablemente relacionado con la situación realmente inusual que estábamos viviendo con el covid-19, que obligó al cierre de escuelas y guarderías y a imponer restricciones sociales”, comenta.
Por tanto, "puede haber sido una consecuencia involuntaria" de la pandemia.
Hepatitis pediátrico grave con resultados coincidentes
Para el estudio, el equipo utilizó muestras de plasma, sangre total, hisopos nasales y heces de 16 casos pediátricos en seis estados -Alabama, California, Florida, Illinois, Carolina del Norte y Dakota del Sur- desde el 1 de octubre de 2021 hasta el 22 de mayo de 2022, y las comparó con 113 muestras de control.
En el genotipado de las 14 muestras de sangre disponibles, se detectó el virus adenoasociado 2 (AAV2) en el 93% de los casos y se encontraron adenovirus humanos (HAdV) en todos los casos; un tipo específico de adenovirus vinculado a la gastroenteritis (HAdV-41) se encontró en 11 casos.
En el 85,7% de los casos se detectaron coinfecciones adicionales por Epstein-Barr, herpes y enterovirus.
Estos resultados coincidían con los de dos estudios simultáneos realizados en el Reino Unido, que identificaron la misma cepa AAV2.
Los tres estudios encontraron coinfecciones por múltiples virus, y el 75% de los niños del estudio estadounidense tenían tres o cuatro infecciones víricas.
Dado que los AAV no se consideran patógenos por sí solos, aún no se ha establecido una relación causal directa con la hepatitis aguda grave pero el estudio sugiere que los niños pueden ser especialmente vulnerables a una hepatitis más grave desencadenada por coinfecciones.
Los brotes de hepatitis aguda grave en niños han disminuido últimamente, pero Chiu cree que la mejor forma de proteger a los niños es lavarse las manos con frecuencia y permanecer en casa cuando estén enfermos.