La unión entre Meraki Rehabilitación -la veterinaria en la que trabaja Baglini- y ExoIJ, laboratorio especializado en impresiones 3D, surgió en 2020 cuando en ExoIJ se plantearon la posibilidad de crear prótesis para animales, aparte de las que producen para humanos.
Posteriormente comenzaron la búsqueda de una persona que tuviera los conocimientos veterinarios necesarios y pudiera brindarles asesoría.
“(Meraki Rehabilitación) fue el lugar más apropiado y acorde a esto. Después se dieron un montón de circunstancias: tenía que ser una persona que quisiera meterse en esto, porque no era fácil, no había algo con qué compararnos, o qué mirar, para poder decir es este el camino”, contó Acosta a EFE.
Tras dos años de trabajo, Acosta y Bagliani han desarrollado unas cuarenta prótesis entre las que fueron colocadas en animales y las de prueba.
Los casos más comunes a los que se les aplicaron prótesis fueron los de animales a los que se les amputó un miembro como medida de precaución para cortar el avance de tumores en el tejido óseo.
Si bien las prótesis son el producto más conocido, los uruguayos también fabrican yesos y férulas u ortesis rígidas, que ayudan a corregir la postura de pacientes con lesiones neurológicas o de cachorros con problemas de crecimiento.
En ese sentido, Acosta detalló que el proceso para realizar la pieza es “totalmente” digital en el que se escanean la anatomía del animal, luego se carga la “matriz anatómica” al software de digitalización 3D y se envía el prototipo a la veterinaria, para afinar los detalles finales.
Es por esto que la pieza al imprimirse viene “prácticamente” ajustada" a la anatomía del paciente.
Los costos de las piezas más pequeñas, que son las destinadas para gatos, rondan entre los 150 y los 200 dólares, y, las más grandes, que pueden ser utilizadas por perros de incluso 80 kilos, alcanzan los 450 dólares, afirmó Acosta.
Agregó que el precio también varía según las características de la pieza, ya que pueden ser articuladas o fijas y el período de adaptación puede llevar de dos meses a un año.
Para Baglini, el apoyo de la familia es “determinante” y es uno de los requisitos fundamentales para sostener la rehabilitación del animal, aunque existen otros factores en juego, como el temperamento del paciente, su edad, lugar de residencia, enfermedades concomitantes, como insuficiencias cardíacas o renales.
“No es que la pieza se logra diseñar, se fabrica, y ellos milagrosamente ya se adaptan a tener eso, sino que tiene que haber todo un contexto familiar después de la realización de la pieza, en dónde se lo acompaña al paciente a adaptarse o enseñarle que se puede movilizar con esa pieza colocada” puntualizó Baglini.
A futuro Baglini y Acosta buscan atender un pedido de sus seguidores en redes sociales: instaurar un sistema de donaciones para conectar a familias que no tienen los recursos económicos para pagar la prótesis de su mascota con aquellos que sí cuentan con el dinero y les gustaría donarlo.