Al menos 18 sospechosos han sido detenidos y otro ha muerto en un enfrentamiento con la Policía, según el balance preliminar de la Operación Normandía, que ha desplegado a cerca de 150 agentes de diferentes cuerpos y fuerzas de seguridad por la región.
Las autoridades buscan aún a otros 11 sospechosos, todos ellos vinculados presuntamente al Sindicato del Crimen, la facción que se cree que está detrás de los graves disturbios de los últimos días.
Desde la madrugada del martes, presuntos miembros de esa banda han disparado y prendido fuego a vehículos, comercios, instancias policiales, bancos y sedes de organismos públicos, sembrando el caso en al menos 40 localidades de Rio Grande do Norte.
Aunque el número de ataques ha ido disminuyendo desde entonces, la última noche un grupo de sospechosos incendió un garaje con 15 motos de agentes de tránsito en Natal, la capital regional, según pudo comprobar EFE.
También hubo incidentes en Parnamirim, donde igualmente quemaron al menos camión y un carro de una empresa de telecomunicaciones.
Desde que se desató la crisis de seguridad en Rio Grande do Norte, han sido detenidos 93 sospechosos, incluyendo los 18 de este viernes, y se han confiscado 62 artefactos explosivos, 20 armas de fuego y 23 bidones de gasolina, además de dinero, drogas y municiones.
Esta ofensiva criminal ha afectado al funcionamiento de servicios básicos como el transporte municipal o la recogida de basuras, suspendidos total o parcialmente, y generado una sensación de pánico entre la población.
El Ministerio de Justicia ha enviado tropas de la Fuerza Nacional, un cuerpo de élite de la Policía, para reforzar la seguridad, aunque su presencia no ha evitado que continúen los altercados.
El Sindicato del Crimen, que domina el tráfico de drogas y opera desde el interior de las cárceles de Rio Grande do Norte, nació hace una década como una disidencia del Primer Comando de la Capital (PCC), que es la mayor organización criminal de Brasil.
Las investigaciones preliminares indican que el caos sembrado en los últimos días en Rio Grande do Norte es una respuesta al reciente endurecimiento de las políticas públicas de combate al crimen y a las malas condiciones del sistema penitenciario.
También se analiza la posibilidad de que el Sindicato del Crimen se haya aliado temporalmente contras otras bandas que operan en la región para llevar a cabo los ataques.