El sospechoso, identificado como José Wilson, de 29 años, era fugitivo de la Justicia y se escondía en Joao Pessoa, capital del vecino estado de Paraíba, donde fue encontrado la madrugada pasada, según confirmó la Policía Civil.
Wilson reaccionó con disparos ante la presencia policial y resultó herido, llegó a ser trasladado a un hospital, pero falleció poco después, según la versión oficial.
Las autoridades brasileñas lo señalan como uno de los pocos líderes que aún quedaban en libertad del llamado Sindicato del Crimen, la facción criminal que se cree que está detrás de los actos vandálicos que ocurren en Rio Grande do Norte desde el lunes.
Otro de los presuntos responsables de los ataques, que ya se encontraba en prisión, fue transferido en la víspera a una cárcel de máxima seguridad federal, según indicaron a EFE fuentes de la Policía Civil.
En al menos una veintena ciudades de Rio Grande do Norte, incluida la capital, Natal, se han reportado tiroteos e incendios contra vehículos, comercios y sedes de organismos públicos durante las últimas 48 horas.
La pasada madrugada, grupos de sospechosos prendieron fuego a una tienda de motos y a un garaje donde había autobuses de turismo, en Natal, donde también se investiga el asesinato de un comerciante y su posible relación con los altercados.
Según el último balance oficial, la Policía Militar de Rio Grande do Norte ha detenido a 30 sospechosos y confiscado artefactos explosivos, armas, municiones, dinero y drogas.
Además, el Gobierno de Brasil ha enviado un contingente de 200 agentes de la Fuerza Nacional, un cuerpo de élite de la Policía, para reforzar la seguridad en las calles y en las prisiones de Rio Grande do Norte.
El Sindicato del Crimen nació hace una década como una disidencia del Primer Comando de la Capital (PCC), que es la mayor organización criminal de Brasil y tiene ya ramificaciones en otros países de Latinoamérica.
Según la Fiscalía, es la facción dominante en Rio Grande do Norte, donde controla el tráfico de drogas y la mayoría de las cárceles de la región.
Las investigaciones preliminares indican que el caos sembrado en los últimos días en ese estado brasileño es una respuesta al reciente endurecimiento de las políticas públicas de combate al crimen.