“No es que la igualdad de género sea lo moralmente correcto, sino que es lo inteligente para que cualquier sociedad aproveche el 100 % de sus ciudadanos. Sin participación de las mujeres, no hay capacidad de desarrollo”, defendió la exmandataria, la primera mujer en llegar a la Presidencia chilena y quien gobernó en los periodos 2006-2010 y 2014-2018.
En una conferencia, organizada por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Bachelet remarcó que, a la velocidad actual en la que se incorpora a las mujeres a puestos de decisión, se tardarán "décadas" en llegar a la plena igualdad.
De acuerdo con la exgobernante, se tardarán 130 años para que haya el mismo número de jefes y jefas de Estado en el mundo.
Bachelet matizó, sin embargo, que no solo hay que mejorar la participación de las mujeres en el trabajo, sino también su poder de decisión: "Si damos migajas de poder a las mujeres, estamos destinados al pasado y a volver a poner techo a nuestro desarrollo", aseguró.
La expresidenta, que también fue directora de ONU Mujeres y alta comisionada de las Naciones Unidas para los derechos humanos, enfatizó en que el desarrollo tecnológico marcará el futuro de los países, y que las mujeres deben estar incluidas en ese proceso para que los nuevos sistemas no tengan sesgos que perpetúen su exclusión.
"Los robots podrían permitir que no tuviéramos prejuicios hoy en día, pero se ha demostrado que el 80 % de las personas que crean tecnología son hombres (…). Hay un sesgo brutal en las nuevas tecnologías", criticó.
Por eso, Bachelet remarcó la necesidad de fomentar la educación de niñas y adolescentes en campos como la ingeniería, las matemáticas y las ciencias y crear así una tecnología que satisfaga las necesidades de mujeres y las niñas.
Asimismo, la mandataria alertó de las nuevas violencias que conllevan las tecnologías: "El mundo digital se ha convertido en un nuevo espacio de riesgo y acoso para mujeres, niñas y adolescentes. No solo perpetúa la exclusión y la desigualdad, sino que también puede ser fuente de violencia de género", dijo.
Bachelet añadió además que, cuando los Gobiernos diseñan políticas públicas, muchas veces carecen de los datos suficientes sobre su población y puso como ejemplo las ayudas dadas en plena pandemia y que excluyeron a muchas mujeres que sobrevivían sin contrato en la economía informal, ampliamente feminizada en Latinoamérica.
“Los Estados no solo deben saber el número de mujeres rurales pobres, sino que deben saber dónde están para que las políticas públicas impacten donde deben”, apuntó.