La directiva paraguaya de la central hidroeléctrica calificó como un “hito” la amortización total de esta deuda, que permitió levantar una de las obras más colosales e importantes para la región.
Estas son las claves para entender la importancia de este acontecimiento:
¿Qué es Itaipú Binacional?
Se trata la mayor represa del mundo en generación de energía eléctrica, y la segunda en potencia instalada, tras la china Tres Gargantas. Cuenta con 14.000 Megavatios hora (MWh) de potencia instalada y 20 unidades generadoras.
La represa, que arrancó sus operaciones el 5 de mayo de 1984 -aunque fue inaugurada oficialmente cinco meses después-, cubre cerca del 85 % del requerimiento energético de Paraguay y alrededor del 12 % de Brasil.
Desde el inicio de sus operaciones ha alcanzado una producción de 2.900 millones de MWh de energía eléctrica acumulada hasta diciembre de 2022, suficiente para atender la demanda global durante aproximadamente un mes y medio.
Tan solo en 2022, la hidroeléctrica alcanzó una producción acumulada de 69.873.095 MWh, y vendió al lado paraguayo 16.964.681 MWh, según cifras suministradas a EFE por la compañía.
Todo este caudal de energía producida ha generado 93.796 millones de dólares en ganancias desde el inicio de sus operaciones hasta 2020, según datos presentados en la Memoria Anual Itaipú Binacional.
Para alcanzar esto, la empresa requirió de una fuerte inversión en infraestructura, por lo que necesitó una serie de préstamos de diferentes acreedores a lo largo de su historia.
Pago de la deuda
La construcción de la represa fue financiada casi en su totalidad por medio de préstamos a corto y largo plazo, con algunos periodos de gracia, obtenidos mayoritariamente de la compañía eléctrica brasileña Eletrobras y de otros acreedores brasileros e internacionales.
Los primeros desembolsos de préstamos fueron recibidos en 1974, época en la que Paraguay vivía bajo la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).
El gigante energético Electrobras aprobó el primer préstamo por 3.566 millones de dólares, con una tasa de interés del 10 % anual. Un monto que fue creciendo considerablemente a través de los años, tras diversas reestructuraciones e inversiones.
El pasado 28 de febrero se realizó el pago de 115 millones de dólares al Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil, que se constituyó en el último de la deuda, y que, según el lado paraguayo de la entidad, alcanzó los 63.500 millones de dólares, una cifra muy superior a los 17.600 millones informados desde el lado brasilero.
Implicancias para el Paraguay
Las autoridades paraguayas creen que esta "nueva etapa" en la empresa Itaipú Binacional podría devenir en la disminución del costo de la energía eléctrica a favor de los usuarios del país, así lo comunicó el presidente de Paraguay Mario Abdo Benítez, el pasado miércoles.
Ante este escenario, en Paraguay se ha reabierto la discusión sobre la eventual negociación de una de las cláusulas del tratado fundacional de la hidroeléctrica: el Anexo C, referente a las bases financieras y a la prestación de servicios de electricidad.
Al no tener que destinar más dinero para el pago de deuda, la pregunta que se hacen los paraguayos a partir de ahora es "¿Quién tiene que quedarse con el beneficio de que se haya pagado la deuda de Itaipú?", así lo planteó a EFE el extitular de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) de Paraguay, Pedro Ferreira.
Si la ANDE, el comprador de energía paraguayo, sostiene los pagos a la tarifa actual de Itaipú (20,75 dólares por kilowatt/mes ), el Estado de Paraguay recibiría -según cálculos de Ferreira- una inyección económica de casi mil millones de dólares, con lo que se podría invertir en proyectos de desarrollo que beneficie a la población, aseguró.
Anexo C
El Anexo C del tratado fundacional de Itaipú prevé que Brasil y Paraguay tienen derecho al 50 % de la energía generada, pero establece que, si una de las partes no utiliza toda su cuota, tiene que venderle el excedente al otro socio a precios preferenciales.
Paraguay reivindica desde años una modificación de este anexo debido a que alega que le vende a Brasil su excedente de energía a un precio muy inferior al del mercado y que podría exportarlo a otros países a valores más competitivos.
En el tratado existe "una serie de indefiniciones", aseveró Ferreira, quien estuvo al frente de la ANDE entre agosto de 2018 y julio de 2019.
"Supongamos que sea cierto que Paraguay tenga que ceder el total de la energía que no consume, entonces daría la impresión de que Brasil tiene derecho a comprarlo a cualquier precio, al precio que ellos determinen", señaló Ferreira.
Otros expertos consideran que la negociación con Brasil no debe remitirse únicamente al Anexo C, sino, por el contrario, se debe renegociar todo el tratado.
"Este es el momento oportuno de plantear la renegociación del tratado, no quedarnos con la revisión del anexo, porque Itaipú es una plataforma de desarrollo regional no es solamente una hidroeléctrica que produzca energía", comentó a EFE el excanciller paraguayo Euclides Acevedo (2021-2022).
Negociaciones en puerta
El ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, realizará el próximo jueves su primera visita a Paraguay desde que asumió el cargo, y será recibido por su par paraguayo Julio César Arriola, quien aseguró semanas atrás que tendrá al "frente" de la agenda la propuesta de revisión del denominado Anexo C.
En todo caso y ante la cercanía de un cambio de Gobierno en Paraguay en agosto próximo, cuando concluye el mandato del presidente Abdo Benítez, el canciller paraguayo indicó que su expectativa es dejar una "hoja de ruta y modalidad de trabajo con el Brasil".
En 2009, a través del entonces presidente brasilero Luiz Inácio Lula da Silva, se llegó a un acuerdo que contemplaba un aumento de los beneficios para Paraguay, al que se le permitió acceder a una energía más barata, por cuenta de una tarifa que se mantuvo durante 15 años.
En agosto pasado, ambos países anunciaron un acuerdo para rebajar un 8,2 % la tarifa para este año de la energía generada por Itaipú.
La parte brasileña defiende establecer un valor de 18,97 dólares por kilovatio, mientras que la paraguaya apuesta por mantener los 22,75 dólares por kilovatio.