Este miércoles marca el 70 aniversario de la peor inundación del Mar del Norte, que ha pasado a la historia como “El Desastre de 1953”, pero aún quedan más de 100 víctimas que nunca fueron identificadas, y, aprovechando estas fechas, la Policía pide a sus familiares que entreguen muestras de ADN, en un nuevo intento por poner nombre a sus allegados.
“Si hay personas mayores que estén dispuestas a entregar una muestra... podemos aprovechar la oportunidad antes de que sea demasiado tarde”, señaló el forense Hans Geldof. La policía lanzó un llamamiento similar en 2013 y exhumó decenas de cuerpos en un esfuerzo por dar un nombre a cada tumba. Logró identificar a tres víctimas.
Aunque las inundaciones afectaron también a las costas de Bélgica y Reino Unido, fue en Países Bajos -que tiene casi dos tercios de todo el país por debajo del nivel del mar- donde más se sufrieron las consecuencias: la mayoría de los más de 2.500 fallecidos por esas inundaciones fueron en las provincias neerlandesas de Zelanda, Holanda del Sur y Brabante.
El resto del balance neerlandés fue igual de trágico: más de 70.000 personas evacuadas de sus casas, decenas de miles de viviendas destruidas, unas 150.000 hectáreas de tierra agrícola desaparecieron bajo el agua salada y unos 30.000 animales de granja murieron ahogados.
La conmemoración
Todas las provincias involucradas conmemorarán lo ocurrido. La emisora NTR ha estado emitiendo episodios de una serie documental titulada Het water komt (Ahí viene el agua, en neerlandés) cada viernes desde el 6 de enero, con imágenes de archivo y relato de testigos, explicaciones de cómo ocurrió el desastre, por qué se vio venir el peligro y qué se aprendió.
Está previsto una ceremonia en el museo nacional de inundaciones (Watersnoodmuseum) y la princesa Beatriz, reina de Países Bajos entre 1980 y 2013, acuda hoy a Oude-Tonge, un pueblo de Holanda del Sur que perdió a 305 vecinos en esa tragedia, para hablar con supervivientes y sus familiares.
Este año también se va a colocar un código QR en las 96 rupturas de dique en Zelanda y Holanda del Sur con información sobre lo sucedido la noche del 31 de enero al 1 de febrero de 1953.
Además, el pueblo de Scharendijke encargó una estatua de un perro que ayudó a rescatar a decenas de animales durante la inundación. Bläsz era de la familia De Jonge, lo conocía todo el vecindario como un “perro encantador” y con experiencia en el pastoreo, relató Rinus Hubregtse, antiguo vecino, al canal local Omroep Zeeland,
“Bläsz unió a las vacas mordisqueando sus patas. Después de horas, los animales llegaron sanos y salvos al dique. Sin él, no habrían sobrevivido", aseguró. Después, el perro volvió corriendo al agua para ayudar a animales de la granja vecina, “no se sabe a cuántas vacas salvó, pero varias decenas”.
Calificado entonces como un “héroe” por la prensa neerlandesa, también saludó a la reina Juliana cuando fue a visitar el lugar de los daños. Bläsz murió en 1955, dos años después, y su estatua está en proceso de ser recreada en piedra y presentada al pueblo.
Plan Delta, ingeniería de éxito
En respuesta al desastre causado por la inundación, Países Bajos inició la construcción de un ambiciosa barrera para luchar contra el mar: el Plan Delta, una ingeniería impresionante para la época que combina el uso de presas, esclusas, barreras, diques, canales y compuertas constituye el sistema de defensa contra las inundaciones.
Ha mantenido el agua lejos de las calles del país durante 65 años, pero el cambio climático y el aumento del nivel del mar plantean nuevos desafíos, sobre todo porque este sistema se construyó con los conocimientos de la época y se asumía que el nivel del mar aumentaría, quizás, unos 20 centímetros por siglo, cuando en realidad ahora se prevé el doble.
Limitar el aumento del nivel del mar es una cuestión vital para Países Bajos, que puede sobrevivir a una subida de hasta 2 metros con las técnicas actuales, pero sería difícil si el efecto del calentamiento global empeora, a pesar de que este país ya esté muy acostumbrado a vivir en compañía del agua.