Estos elementos actúan como barreras naturales contra las olas y las mareas de tempestad, reduciendo los daños causados por las inundaciones a personas y bienes, aunque según advierten los investigadores, en "muchos lugares" la degradación de los arrecifes y humedales "ha reducido su capacidad natural para proteger las costas de las inundaciones y la erosión".
El trabajo está reflejado en un estudio -en el que han participado investigadores del Instituto español de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria (IHCantabria) y un grupo de científicos con base en Alemania y Estados Unidos- ha sido publicado en la revista Ecosystem Services, según recoge la Universidad de Cantabria en una nota de prensa.
Para restaurar el estado crítico de estos ecosistemas existen "estrategias eficaces", apuntan, pero lamentan que la financiación necesaria para hacerlo "resulta, en muchas ocasiones, difícil de encontrar", ya que resulta "escasa" y se ve afectada por el gasto para la recuperación de peligros naturales y desastres.
Los científicos contrastan que el gasto mundial en recuperación de desastres es más de 100 veces mayor que el gasto en conservación, y el gasto necesario en biodiversidad es de 100.000 millones de dólares anuales, pero la comunidad internacional solo gasta entre 4.000 y 10.000 millones al año en conservación y gestión.
El estudio señala que estos ecosistemas pueden ofrecer una rentabilidad positiva en términos de inversión, puesto que demuestra que los beneficios derivados de reducir los daños por inundación, superan los costes de restauración.
En concreto, los científicos proponen esta solución para reducir daños causados por las inundaciones costeras en más de veinte países del Caribe.
Según consideran, existen muchos lugares en el Caribe en los que la restauración del hábitat para la reducción del riesgo podría ser rentable, "lo que abre importantes oportunidades" para pagar su necesaria restauración.
El estudio apunta a nuevas vías de oportunidad para apoyar los esfuerzos de restauración de hábitats naturales a través de entidades que ya apoyan con su financiación la reducción de riesgos, la adaptación al clima y la recuperación de desastres.
En la actualidad, estas fuentes de financiación que tradicionalmente han apoyado la "infraestructura gris" o artificial, pueden reorientarse hacia soluciones basadas en la naturaleza invirtiendo en "defensas naturales" restauradas que proporcionan múltiples beneficios más allá de la protección costera, aseguran los investigadores.