De acuerdo con un balance divulgado este sábado por la Fuerza Aérea, tras el inicio de operaciones el viernes fue posible recibir a 30 pacientes que necesitaban atención de urgencia, pero la intención es poder ir elevando gradualmente el número de atenciones y suplir la elevada demanda reprimida.
El hospital, cuyo equipo cuenta con 30 médicos, farmacéuticos y enfermeros de la FAB, fue montado en un terreno aledaño a la Casa de Salud Indígena (Casai) de Boa Vista, el único hospital exclusivamente destinados a los pueblos originarios en Roraima, estado en el norte de Brasil fronterizo con Venezuela.
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La unidad militar será usada para desahogar la atención en la Casai, ubicado en la zona rural de Boa Vista y que actualmente atiende a unos 700 pacientes pese a que su capacidad es para 300 personas internadas.
A la Casai, además, tan solo llegan los casos más graves, ya que la mayoría de los pacientes son atendidos en los puestos de salud de las propias aldeas en la reserva Yanomami, que también fueron reforzados con médicos del Ministerio de Salud y que tan solo el miércoles atendieron a 148 pacientes.
Yanomamis con 570 niños fallecidos
El Gobierno brasileño declaró el pasado 20 de enero “emergencia sanitaria” de “importancia nacional” en la tierra indígena Yanomami, que es la más grande de Brasil, con unos 27 indígenas en cerca de 10 millones de hectáreas, ante el “abandono” de los últimos años, y anunció el envío de refuerzos médicos a la región.
El Ministerio de los Pueblos Indígenas calcula que “al menos 570″ niños yanomamis fallecieron en los últimos años “por contaminación de mercurio, desnutrición y hambre”. Tan solo en 2022 murieron 99 menores de entre 1 y 4 años de edad como consecuencia de malaria, desnutrición, neumonías o diarreas.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó el sábado pasado al estado de Roraima para conocer in situ el grave estado en el que se encuentra el pueblo Yanomami, que sufre una emergencia sanitaria provocada por la invasión a su reserva de unos 20.000 “garimpeiros” (mineros artesanales), que transmiten enfermedades, ahuyentan la caza y contaminan los ríos con mercurio.
El líder progresista calificó la situación de los indígenas de “genocidio” y “crimen premeditado”, del que responsabilizó a su antecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022), por haber dejado “abandonados” a los indígenas e incentivado las invasiones de garimpeiros.
La Policía Federal anunció el miércoles la apertura de una investigación para establecer si la grave emergencia en la reserva Yanomami responde a una “omisión”, que pudiera constituir el delito de “genocidio”.