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“Ser homosexual no es un delito”, dijo Francisco durante una entrevista el martes con AP. El Papa reconoció que los obispos católicos en algunas partes del mundo apoyan las leyes que criminalizan la homosexualidad o discriminan a la comunidad LGTBQ, y se refirió a la homosexualidad como un “pecado”.
Sin embargo, atribuyó esas actitudes a contextos culturales y dijo que los obispos en particular también deben pasar por un proceso de cambio para reconocer la dignidad de todos. “También el obispo tiene un proceso de conversión”, dijo, añadiendo que debían mostrar “ternura, por favor, ternura, como la tiene Dios con cada uno de nosotros”, recopila el diario Clarín de Argentina.
“Somos todos hijos de Dios y Dios nos quiere como estamos y con la fuerza que luchamos cada uno por nuestra dignidad”, estableció.
También manifestó que en lo referente a la homosexualidad, debía distinguirse entre el delito y el pecado. “El ser homosexual no es un delito”, dijo. “No es un delito. Sí, pero es pecado. Bueno, primero distingamos pecado por delito. Pero también es pecado la falta de caridad con el prójimo”, manifestó el sumo pontífice en esta entrevista.
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El Papa Francisco y su salud
El papa Francisco dijo que “está bien de salud” y que continuará mientras pueda como obispo de Roma pese a una oleada de críticas de algunos cardenales y obispos de alto rango.
En una entrevista con la agencia de noticias AP, la primera desde la muerte de Benedicto XVI, Francisco habló también sobre la próxima fase de su pontificado, que cumple su décimo aniversario en marzo, y que ahora no tiene la sombra del papa emérito en un segundo plano.
“Estoy bien de salud. Por la edad que tengo, estoy normal”, dijo Francisco, de 86 años. De todos modos, indicó que la diverticulosis, bolsas que se forman en la pared del intestino, había “vuelto”. En 2021 se le extirparon a Francisco 33 centímetros (10 pulgadas) de intestino grueso, lo que el Vaticano describió como una inflación causada por un estrechamiento del colon.
Añadió que una pequeña fractura en la rodilla por una caída se había curado sin cirugía, tras un tratamiento con láser y magnetoterapia. “Puedo morir mañana, pero vamos, está controlado. De salud estoy bien”, dijo con su ironía habitual.
Las especulaciones sobre la salud de Francisco y el futuro de su pontificado no han hecho más que crecer desde la muerte de Benedicto, cuya renuncia en 2013 marcó un punto de inflexión para la Iglesia católica, como primer pontífice que renunciaba en seis siglos.
Algunos expertos creen que Francisco podría verse más libre para maniobrar ahora que no está Benedicto, quien pasó los 10 años de su retiro en el Vaticano. Otros sugieren que cualquier clase de paz eclesiástica que hubiera ha terminado y que ahora Francisco está más expuesto a las críticas, privado de la influencia moderadora que jugaba Benedicto a la hora de mantener a raya a los católicos más conservadores.
“Yo no lo relacionaría con Benedicto, sino por el desgaste del gobierno de diez años”, dijo sobre su papado. Su elección fue recibida primero con “sorpresa” por la designación de un papa sudamericano, dijo. Después llegó la incomodidad “cuando empiezan a ver los defectos que yo tengo, (...) no les gusta”, indicó.
“Yo lo único que pido es que me las hagan en la cara, porque así crecemos todos ¿no?”, añadió sobre las críticas. Francisco, en paralelo, elogió el “señorío” de Benedicto, y dijo que, con su muerte, perdió “un papá”.
“Para mí era una seguridad frente a una duda, pedir el auto e ir hasta el monasterio y preguntar”, dijo sobre sus visitas a la casa de retiro de Benedicto para buscar consejo. “Yo perdí a un buen compañero”, cita Clarín.
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