Durante rueda de prensa previa a su intervención ante la Cámara, representantes de las principales organizaciones de salvamento denunciaron que la nueva norma ha mermado su capacidad de salvar vidas, ya que solo permite atracar a sus buques en puertos italianos después de completar el rescate de una única embarcación en el Mediterráneo.
"Estamos muy preocupados por las consecuencias del decreto, que es un claro intento de entorpecer la actividad que hacemos en el mar", explicó el jefe de misión de Médicos Sin Fronteras (MSF), Juan Matías Gil.
La capacidad de rescate de sus buques ha pasado de una media de 300 personas por viaje a menos de 80 migrantes, según el representante de MSF.
"Ahora regresamos después del primer rescate, cuando antes hacíamos una media de 4,5 rescates por misión", sostuvo tras argumentar que el año pasado rescataron a 3.850 migrantes, un dato que no habría superado las 1.000 personas si el decreto ya hubiera estado vigente.
Rossella Miccio, presidenta de Emergency, calificó el decreto de "ilegítimo" ya que no solo dificulta los rescates, sino que pone a personas "en riesgo de morir", según el representante de MSF.
Tanto Miccio como Valentina Bini, representante de la ONG española Open Arms, pidieron la creación de una comisión de investigación que indague en la situación del Mediterráneo.
El decreto aprobado a finales de año por el Ejecutivo de Meloni incluye dos puntos que modifican sustancialmente las actividades de salvamento: la obligación de pedir el desembarco inmediatamente después de un rescate y la asignación, por parte de Italia, de puertos lejanos.
Desde hace unas semanas, Italia desvía a los barcos a puertos por toda la costa nacional, también en el centro-norte del país y no a sitios próximos a la zona de rescate, como Sicilia o Lampedusa (sur).
Ese fue el caso de el Geo Barents, el barco humanitario operado por la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), que el pasado viernes inició el camino de vuelta a Sicilia (sur de Italia) para continuar con sus operaciones de rescate en el Mediterráneo Central tras haber desembarcado a 73 migrantes en el puerto de Ancona (centro), a donde tardó cuatro días en llegar.
El Geo Barents, junto con el barco Ocean Viking de la ONG SOS Mediterranée que también rescató a náufragos en el sur del país en las mismas fechas, tuvieron que atravesar un fuerte temporal marítimo con vientos intensos y olas de hasta 6 metros, para llegar al puerto asignado por las autoridades.
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