La Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel, órgano regulador) señaló que desde la noche del 8 de enero se ha registrado la caída de tres torres de transmisión -una en el estado de Paraná (sur) y dos en Rondonia (norte)-, entre otros daños a instalaciones eléctricas.
En Paraná, “hay indicios de vandalismo” en la caída de una torre que llevaba energía desde la hidroeléctrica Itaipú, que Brasil gestiona junto con Paraguay, hasta el interior de Sao Paulo.
La empresa administradora reportó además daños en otras tres torres de la línea y subrayó que "no fueron identificadas condiciones climáticas adversas" que pudieron haber causado tales desperfectos.
En Rondonia, investigan los daños que provocaron la interrupción temporal de 14 unidades generadoras en las hidroeléctricas de Jirau y Santo Antônio, así como la caída de otras dos torres.
En estos casos mencionan igualmente "indicios de vandalismo" y "sabotaje", pues en uno de ellos la torre derribada fue cortada por la base.
En este contexto, el Ministerio de Minas y Energía ha montado un gabinete de crisis para monitorear el sistema eléctrico brasileño.
También pretende esclarecer si los incidentes registrados hasta el momento guardan algún tipo de relación con el asalto a las sedes del Parlamento, la Presidencia y la Corte Suprema, cometido por miles de simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro el pasado domingo.
Esos grupos de extrema derecha sembraron el caos en la capital brasileña durante cuatro horas, en su frustrado intento por derrocar a Lula y devolver al poder a Bolsonaro.
Entre la noche del domingo y la madrugada del lunes también hubo bloqueos aislados en algunas carreteras del país y una tentativa de paralizar por la fuerza la distribución de combustibles en Paraná, en acciones igualmente organizadas por bolsonaristas radicales.
La actos “golpistas” y “terroristas” vividos en Brasilia dejaron 1.500 detenidos entre el domingo y el lunes, aunque 599 fueron puestos en libertad este martes por “cuestiones humanitarias”.