Previo a viajar hacia Orlando, Estados Unidos, en un avión de la Presidencia, el líder de la ultraderecha, Jair Bolsonaro, rompió el casi absoluto silencio que mantuvo desde las elecciones de octubre pasado, en las que perdió en su intento de reelección ante Luiz Inácio “Lula” da Silva, pero no hizo alusión alguna a su intención de dejar el país antes de la toma de posesión del presidente electo.
De esa manera, Bolsonaro no cumplirá la institucional tradición del traspaso de la banda presidencial, un gesto apenas simbólico, pero que ha sido respetado por todos los mandatarios desde que Brasil recobró la democracia en 1985, tras 21 años de dictadura.
Fuentes oficiales confirmaron a EFE que a cargo del Gobierno quedó el vicepresidente, Hamilton Mourao, como es usual cuando el mandatario viaja al exterior.
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Ni Bolsonaro ni el Gobierno han dado detalle alguno sobre el viaje, pero de acuerdo con fuentes de su entorno personal citadas por la prensa local, su intención es pasar al menos tres meses fuera del país.
Instó a sus seguidores a seguir firmes contra Lula
Antes de partir, instó a sus seguidores a mantenerse firmes contra Lula en una transmisión en directo por sus redes sociales, emitido en sus últimos momentos en la residencia oficial de la Presidencia.
“No vamos a creer que el mundo acaba este 1 de enero con la investidura de Lula”, declaró Bolsonaro sollozando y pidió a quienes le apoyan “no tirar la toalla ni dejar de hacer oposición”, aunque de forma pacífica y dentro del marco constitucional.
El pronunciamiento duró poco más de una hora y Bolsonaro no terminó de reconocer su derrota en las elecciones, ni felicitó a Lula.
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Por el contrario, insistió en que fue “víctima” de una justicia electoral “que no fue parcial” y que, en su opinión, favoreció al líder progresista con diversas decisiones.
Insiste, sin pruebas, de que supuestamente le cercenaron su “libertad”
Reiteró que su “libertad” y la de los grupos de ultraderecha que le apoyan fue “cercenada” y se les “impidió” denunciar los fallos que, según insiste sin prueba alguna, tiene el sistema electrónico de votación que se utiliza en Brasil desde 1996.
Sin citar a Lula por su nombre, auguró que “el nuevo Gobierno que viene ahí va a crear muchos problemas” y la va a “imponer al país una ideología nefasta que no resultó en ningún lugar del mundo”.
También justificó las manifestaciones que mantienen activistas de ultraderecha a las puertas de los cuarteles, donde exigen un golpe militar que impida la investidura de Lula y le mantenga en el poder.
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En su opinión, son una “reacción” a un proceso electoral que “no tuvo toda la transparencia”, lo cual llevó a “una masa de personas a tomar las calles y protestar”.
Subrayó que él no convocó esas movilizaciones, pero insistió en que se trata de “una protesta pacífica, ordenada, que respeta las leyes” y constituyen “una manifestación espontánea del pueblo”.
Bolsonaro se desmarcó de bomba en camión cisterna
Se desmarcó, sin embargo, de algunas acciones violentas que han sido atribuidas a algunos de esos grupos que protestan, entre las cuales figura la colocación de una bomba en un camión cisterna que se dirigía al aeropuerto de Brasilia y que fue desactiva a tiempo por la Policía.
“Nosotros no queremos un Brasil peor pero tenemos que respetar nuestra ley y la Constitución”, afirmó Bolsonaro, quien sostuvo que “a partir de ahora toda manifestación (contra el Gobierno de Lula) es bienvenida”.
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Según el líder de la ultraderecha, su lema “Dios, Patria, Familia y Libertad no se va a perder” y debe ser a partir de ahora la guía “de todos los patriotas” que quieren “el regreso de un país con orden y progreso”.