“No tenemos suministros. No podemos ofrecer medicamentos a nuestros centros de todo Tigré”, dijo el director de la oficina de la Cruz Roja en Tigré, Berhanu Mekonen, en declaraciones recogidas este jueves por los medios.
Añadió, “tampoco tenemos acceso a los servicios bancarios y las conexiones telefónicas de algunas de nuestras sucursales siguen bloqueadas”.
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Berhanu instó a la comunidad internacional a intervenir para que los suministros médicos lleguen a Tigré.
“Una tregua frágil ha permitido el acceso parcial a Tigré. Pero los largos meses de conflicto han causado daños inmensos”, indicó, por su parte, el director de comunicación para Etiopía de la Cruz Roja, Mesfin Dereje.
Cruz Roja intenta llegar
“Los hospitales están dañados o destruidos. El agua, la electricidad y los medicamentos escasean. Y el hambre está por todas partes”, refirió.
La ayuda humanitaria empezó a llegar a Tigré el pasado noviembre tras la firma de un acuerdo de paz entre el Gobierno federal etíope y los rebeldes tigrinos, después de meses de, en palabras de la ONU, un “bloqueo humanitario de facto”.
Sin embargo, ya el pasado domingo, el líder del Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT) -partido que gobernaba la región hasta el inicio de la guerra-, Debretsion Gebremichael, señaló que la ayuda humanitaria que consigue llegar a la región no es suficiente y muchas zonas continúan bloqueadas por el Gobierno federal.
La guerra empezó el 4 de noviembre de 2020, cuando el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, ordenó una ofensiva contra el FPLT en respuesta a un ataque contra una base militar federal y después de una escalada de tensiones políticas.
Cruz Roja constata que hay hambre
A pesar del acuerdo de paz del pasado 2 de noviembre, los insurgentes de Tigré continúan acusando a las tropas de la vecina Eritrea -aliadas con el Ejecutivo central- de continuar atacando a la población civil en suelo tigrino.
Aunque no se han podido recabar cifras exactas, miles de personas han muerto y unos dos millones se han visto desplazadas debido al conflicto.
Según la ONU, el Ejecutivo etíope usó el hambre como un arma de guerra, empujando a millones de tigrinos a una situación límite.