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“Destruir a las pandillas que estaban tan enraizadas en la sociedad salvadoreña no es un trabajo fácil; de hecho, siempre se creyó que era imposible”, aseveró el mandatario de El Salvador.
Bukele ha subrayado que para destruir a las pandillas se requiere de “acciones simultáneas”, alegando que no es suficiente con la detención de los pandilleros, sino que además es necesario la destrucción de sus símbolos.
Una de las maneras para lograrlo, según el presidente de El Salvador, es destruyendo su “sentido de pertenencia y memoria” destrozando tumbas de antiguos pandilleros o borrando las pintadas de las calles.
En este sentido, el jefe de Estado salvadoreño ha difundido un vídeo en el que se ve a trabajadores golpeando el sepulcro de decenas de difuntos, labor que ha defendido: “Los encargados de destruir las tumbas de los pandilleros son todos prisioneros, resarciendo un poco del daño que le hicieron a la sociedad”.