“Me hice un examen de triglicéridos hace un tiempo y los tenía muy altos, demasiado. Por lo tanto, hay que cuidarse. Tengo 36 años, soy joven, estoy en un momento de revertir esa curva”, admitió este lunes en una entrevista en la Televisión Nacional de Chile (TVN).
El mandatario, quien llegó al poder en marzo, reconoció además en la misma entrevista que sufre “algo de sobrepeso, como muchos chilenos” y que trata de combatir el sedentarismo.
"Me mentalicé en tratar de correr 10 kilómetros diarios. Es harto (mucho), pero me motiva mucho y además te despeja la cabeza, ayuda a pensar. Aprovecho, cuando baja la intensidad del trote, a responder mensajes y trabajar", aseguró Boric, quien contó que tiene una máquina trotadora tanto en su despacho como en casa.
Desde la semana pasada, es habitual ver al mandatario llegando a primera hora a La Moneda, en el centro de Santiago, con una bicicleta de color naranja, un casco y vestido con camisa y traje.
Nacido en 1986 en Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, Boric se convirtió el pasado marzo en el presidente más joven de la historia chilena y forma parte de un reducido grupo de mandatarios mundiales “millenials”, como los de Nueva Zelanda, Finlandia o El Salvador.
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Bregado en las luchas estudiantiles de hace una década, la llegada al poder del gobernante supuso un importante recambio generacional, pues gran parte de su gabinete está integrado por antiguos compañeros universitarios, como Camila Vallejo o Giorgio Jackson, portavoz y ministro de Desarrollo Social, respectivamente.
Boric encarna además una nueva forma de entender el poder: nunca lleva corbata, ni siquiera en su investidura, y es también el primer presidente de la democracia que no vive en la zona acomoda de la capital y eligió como su residencia oficial una casona patrimonial ubicada en el barrio Yungay, a pocas calles de La Moneda.