“Nuevos datos de la Unesco muestran que la tasa de impunidad mundial de los asesinatos de periodistas, del 86%, sigue siendo escandalosamente alta”, señaló en un comunicado la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
En un informe sobre la seguridad de los periodistas que será publicado íntegramente el día 28 pero cuyos puntos principales se avanzan con motivo de este día internacional, la organización cuenta que en 2021 se registraron 55 asesinatos de miembros de la prensa, la cifra más baja en los 14 años que se ha hecho esta contabilidad.
Pese a esa evolución, la Unesco puntualiza que este año hasta finales del mes de septiembre ya habían sido asesinados por motivos vinculados a su profesión 66.
El 11 % eran mujeres, una proporción que casi duplica la del año anterior (6 %).
De los asesinatos registrados, la gran mayoría siguen quedando impunes.
"Los datos muestran que el índice de impunidad sólo ha disminuido en un 9 % en los últimos diez años, un descenso insuficiente para conseguir frenar la espiral de violencia", señala la Unesco.
La agencia de la ONU pone el acento en que "no hay espacios seguros para los periodistas". De los 117 asesinatos registrados en los años 2020 y 2021, el 78 % ocurrieron fuera del horario de trabajo en lugares como sus hogares, sus vehículos o en la calle, y no desempeñando una misión profesional específica.
Varios de ellos fueron asesinados, además, delante de sus familiares, incluidos sus hijos.
Desde 2016, la seguridad de los periodistas en los países que no padecen conflictos viene empeorando. Latinoamérica y el Caribe, con 45 muertos en el periodo 2020-2021, continúa siendo la región del mundo más peligrosa, seguida de la de Asia-Pacífico (38 asesinatos).
Por países, México, con 19 muertes, Afganistán, con 13, y la India, con 11, fueron los más peligrosos en los dos últimos años estudiados.
Los periodistas locales son los más afectados y la Unesco alerta también de un aumento del peligro para los que trabajan en más de una plataforma.
A la vista de estos datos, la organización lanza un llamamiento para que se investigue adecuadamente y se condene a los autores de los crímenes.
“No se puede proteger la libertad de expresión cuando hay un número tan asombroso de casos sin resolver. Esto tiene un efecto escalofriante en el periodismo de investigación, vital para la salud de cualquier democracia”, declara en un comunicado la directora general, Audrey Azoulay.
Con motivo del décimo aniversario del Plan de Acción de la ONU sobre la Seguridad de los Periodistas, los días 3 y 4 de noviembre, Viena acogerá una conferencia sobre este problema, convocada por el Ministerio austriaco de Asuntos Europeos e Internacionales, en colaboración con la Unesco y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.