Ecologistas critican nuevas exploraciones de hidrocarburos en el Mediterráneo

Nueva York/Madrid, 31 oct (EFE).- Un informe de la organización OceanCare expone la “fuerte inversión” de Egipto, país anfitrión de la COP27 que arranca este domingo en Sharm el-Sheij, en nuevos yacimientos de petróleo y gas en el Mar Mediterráneo, un “punto caliente” de cambio climático que ha superado el umbral de 1,5 ºC de aumento de temperatura media.

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El informe se ha publicado apenas unos días antes de que inicie la 27ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, en la que los países retomarán las negociaciones para detener el calentamiento global y evitar sus consecuencias más severas.

Para sortear los peores efectos de la crisis climática, el grupo de especialistas climáticos de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) asegura que para 2030 las emisiones de gases de efecto invernadero tendrán que haberse reducido en un 43 % respecto a los niveles de 2019, según concluyó su último informe de evaluación.

En 2021, Egipto inició una ronda de licitaciones para exploraciones en tierra y mar, y adjudicó varias licencias en el Mediterráneo a empresas como British Petroleoum, que se quedó además con un bloque de exploración en el Delta del Nilo occidental.

Otras empresas con nuevos proyectos de exploración de hidrocarburos en el Mediterráneo licitados por Egipto son QatarEnergy (marzo de 2022), la italiana Eni (julio) y la estadounidense Chevron (septiembre).

“Cada céntimo invertido ahora en la exploración de petróleo y gas se desperdicia y se perderá para la gestión de la emergencia climática y los esfuerzos de transición energética", asevera Nicolas Entrup, Director de Relaciones Internacionales de OceanCare.

Entrup teme que la COP27 sea "pervertida” por la industria de las energías fósiles para “imponer falsamente el gas natural -que es otro combustible fósil más pero con un todavía mayor potencial de cambio climático- como combustible puente para la transición energética”.

El especialista recalca que “las licencias de exploración de petróleo y gas en alta mar que se conceden ahora con el pretexto de la crisis energética provocada por la guerra de Ucrania no conducirían a la producción comercial hasta dentro de por lo menos 5 años", por lo que considera la situación "absurda" y "un abuso”.

El análisis subraya que esta intensificación de la búsqueda de combustibles fósiles, "los principales impulsores de la crisis climática", es incompatible con los objetivos del Acuerdo de París, en el que los 193 países se comprometieron a limitar el calentamiento del planeta por debajo del 1,5 ºC o 2 ºC para 2100.

El documento también denuncia que, aunque países como Francia, España o Dinamarca prohibieron por ley toda nueva exploración de hidrocarburos, “no existe un planteamiento a escala de la UE” y así, algunos estados miembro -Grecia, Chipre, Rumanía y Bulgaria- “siguen concediendo licencias de exploración y ampliando permisos de producción”.

“Argelia, Bulgaria, Chipre, Egipto, Grecia, Israel, Líbano, Montenegro, Rumanía y Turquía, entre otros, participan o han aprobado numerosos proyectos que se encuentran en distintas fases del proceso de exploración y explotación de hidrocarburos en el Mar Mediterráneo, el Mar Negro y el Mar Rojo”, critican desde OceanCare, incidiendo en que se calcula que un tercio de las reservas mundiales de gas natural sin explotar yace en el fondo marino del Mediterráneo oriental.

Más allá del impacto sobre la concentración de gases invernadero en la atmósfera, Carlos Bravo, experto en políticas marinas de la ONG, advierte del daño que las prospecciones de petróleo y gas en el mar suponen para la fauna salvaje y sobre la actividad pesquera, afectadas por el ruido submarino, así como del riesgo de vertidos que agrava la explotación de estos combustibles.

“La actividad comercial en torno a la explotación de hidrocarburos, en cualquiera de sus fases (perforación, extracción, transporte, refinado, etc.), es causa frecuente de grandes vertidos de petróleo, como nos recuerdan los recientes casos de contaminación de aguas y costas en países mediterráneos como Israel, Líbano, Siria y otros”, accidentes que “causan graves daños a los ecosistemas marinos y a la biodiversidad asociada”, aducen desde OceanCare.

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